Every Na'vi Born Twice

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Tarde o temprano tienes que
despertar

- Mira - lo'ak le enseñó una caracola a tsireya, ella sonrió y la tomó. - A neteyam le encantaba este color, era extraño, decía que el rojo era el color de la vida -

- A él le hubiera encantado -

Ambos sonrieron tristes ya que recolectaban las caracolas para hacerle un collar al ikran de neteyam y liberarlo.

- Pobre de su ikran, sin duda ellos tenían un vínculo especial - lo'ak alzó la vista para ver al animal a lo lejos volando como si buscará a su ginete - El fue el primero en hacer tsaheylu, de niño lo admiraba y quería tener la misma valentía que el al volar y de grande quería tener el coraje que infundia en la gente como si no tuviera sentimientos. Ahora solo me queda recordar su forma de apreciar la vida siempre desde los aires, las plantas hablando con nosotros, el llamado de los animales, los mares como forma de vida... Ahora que desapareció, pasó a formar parte de esa naturaleza -

- Lo'ak... - tsireya tomó su mano y contuvo sus lágrimas, aunque hubiera conocido poco a neteyam su muerte le dolía igual que la de un ser cercano - El sigue aquí - tocó delicadamente su pecho y lo miró a los ojos - El vive en ti y en cada uno de nosotros -

Ambos continuaban hablando y recolectando hasta que payakan apareció asustado.

- Hey amigo que pasa? Viste algo? -

Ambos rieron sin entender por qué el animal quería empujarlos hacía la profundidad, lo'ak pensó que quería jugar pero ambos alcanzaron a escuchar el sonido de las caracolas que avisaban que algo llegaba.

Lo'ak nadó hacía la superficie y vio el toruk más grande que haya visto en su vida, tan grande que su sombra cubrió el sol arriba suyo y con enormes huesos que salían de su craneo parecidas a las púas de thanator, y atrás de él cientos de ikrans con sus ginetes que parecían llevar lanzas de fuego, lo'ak atónito intentó ver quien montaba tal bestia pero no lograba identificar nada más que un enorme tepache con diversas plumas de colores, pero tal y como si payakan supiera lo que iba a pasar salto sobre lo'ak para meterlo al océano antes de que el toruk lanzará fuego sobre el, ambos nadaron hacía tsireya y lo'ak la colocó delante de él nadando aún más profundo mientras el toruk seguía lanzando fuego, ambos asustados pensaron que morirían cuando el animal entró al agua abriendo su enorme hocico más grande que el de cualquier tulkun, con dientes más filosos que cualquier lanza.

Payakan nado lo más rápido que pudo hasta quellegar cerca de a la isla y fue ahí donde varios guerreros se lanzaron al ataque distrayendo a la Na'vi.

Pronto ambos llegaron a la isla donde se encontraban su madre lista para atacar.

- Lo'ak! - neytiri corrió hacía su hijo y lo abrazo - estas bien? No te hicieron daño? -

-No madre, pero tengo que ir con ustedes -

- No! Esto es demasiado peligroso, no puedo arriesgarte así- neytiri monto su ikran y miró a lo'ak antes de despegar hacia la batalla.

- Eywa... - Tsireya tomó su mano y ambos miraron como el océano estaba en llamas, como su hogar era quemado hasta los escombros.

Y todo por otros Na'vi.

- Lo'ak! Kiri y tuk están del otro lado de la isla- aoung salió del océano montando un ilu con rotxo a su lado, aoung le extendió una lanza al navi del bosque y lo llamó a pelear con el.

El joven chico montó su tulkun y le extendió la mano a tsireya para que fuera con el, si algo pasaba no podía dejarla sola.

Al otro lado de la isla solo había cuerpos quemados en el océano, guerreros y aldeanos inocentes, ak'erya seguía buscado a su objetivo quemando todo a su paso.

Huele a sangre | Miles QuaritchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora