Después de estar durante más de dos horas y media con el trasero dormido sentado en un avión, y además de pasar casi una hora en migración para que validasen sus documentos; había finalmente salido de aquel pequeño y colonial aeropuerto. El sol, la brisa y el calor se hacían presentes en aquella isla caribeña, Lionel inhaló y exhaló con fuerza el oxígeno puro que le ofrecía aquel territorio en medio del mar, e inició su camino hacía aquel hostal en el que se hospedaría.
Había estado tiempo atrás en varias islas, y sabía perfectamente lo pequeñas que pueden ser las calles y lo fáciles que pueden ser buscar las direcciones, por ello no tomó un taxi y decidió irse a pie, y además, quería conocer de pies a cabeza todo San Andrés en los cuatro días que se que quedaría allí.
A Lionel ciertamente se le caracterizó por ser un joven aventurero, que disfruta de las cosas nuevas y se alimenta de adrenalina. Por ello, a sus veinte años decidió emprender su más grande sueño, viajar por el mundo. Y hoy por hoy, a sus casi veinticuatro, ha visitado doce lugares de Latinoamérica.
E independientemente a que el castaño estuviese andando por las calles al mediodía, con una gran y pesada mochila a la vista, y con un buzo que ocultaba la mitad de su cuerpo del ardiente sol; estaba verdaderamente feliz, se sentía orgulloso de sí mismo gracias a que logró ahorrar el suficiente dinero para su nueva aventura. Desde hacía varios meses no tenía la oportunidad de montarse en un avión, y ahora, disfrutaría como nunca de aquella isla paradisíaca.
Con su celular en la mano, veía a través de su mapa como se iba acercando cada vez más a su lugar de destino, y a medida que iba caminando, se daba cuenta de cómo poco a poco se estaba adentrando al centro de la ciudad, debido a que lograba ver como la zona se estaba llenando de puestos de vendedores y los vehículos (en su mayoría motos) transitaban mucho más por ese lugar.
Y después de caminar durante diez minutos más, finalmente había llegado al hostal en donde se quedaría durante estos cuatro días. Lo recibió con mucho cariño una señora mayor junto con su esposo y su hija, los cuales lo guiaron hasta la habitación en donde se iba a quedar.
El castaño quedó perplejo ante lo bonita y sencilla que se veía su habitación a comparación con la página de Internet en donde había reservado. Era una habitación pequeña, la cual tenía una cama, un armario y una mesita de noche; además de eso, estaba decorada con pequeños cuadros de cangrejos y caracolas. Lo que más le llamó la atención al joven Messi es que había un mural que simbolizaba el cristalino mar y en el techo una tira de luces led.
— ¿Te gustó la habitación, Leo? — Habló aquella señora con calma y su característico acento nativo. Al ver como el castaño miraba todo el lugar anonadado.
— Es muy lindo, señora Hudgson. — Respondió feliz el muchacho, para después dejar su mochila tirada en el suelo. Ya más tarde tendría tiempo para organizar todas sus cosas, pero ahora, aprovecharía lo que le quedaba del día para almorzar y explorar toda la isla.
— Si necesitas ayuda con cualquier cosa, no dudes en llamarme, y te dejamos algunos mekatos, son cortesía de la casa. Disfruta tu estadía, muchacho. — Y con eso, la señora le despidió con una serena y amable sonrisa, dejando a Lionel solo en aquella habitación.
— Voy a salir a caminar, y posiblemente alquile uno de esos carritos de golf que vi en la calle. No hay que perder el tiempo. — Habló para sí mismo el joven, sacando con algo de prisa sus mejores y más frescas ropas. Estaba cansado de llevar aquel buzo gris desde que hizo su escala en Bogotá, ya era hora de ponerse en el ambiente caribeño.
Y en menos de un minuto, ya el argentino se encontraba listo. Se había puesto unas bermudas color marrón claro y una camisa playera manga corta, de igual forma, peinó perfectamente sus cabellos lacios y se tomó la libertad de echarse demasiado bloqueador solar; todo sea por proteger su blanquecina piel de quemaduras futuras.
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SOL, PLAYA Y ARENA | Mechoa
FanfictionLionel Messi, es un joven aventurero el cual decide tener una nueva travesía en una de las islas más paradisíacas de toda Latinoamérica, San Andrés Isla, sin saber que se encontraría a cierto mexicano que haría que su viaje fuese una experiencia ino...