— A-Ah... Ahh... Guille... — Gimió en voz alta Lionel, recibiendo con una fuerza increíble las embestidas constantes del más alto. Guillermo disfrutaba como nunca el cómo le apretaba de una forma tan exquisita el cuerpo de su amante, mientras que sentía al mismo tiempo como estaba apunto de pasar por el orgasmo.
Era de mañana, aproximadamente las siete y media, estaba lloviendo con una intensidad innata, pero independientemente a eso, era una lluvia tranquila, sin brisa y tan solo se escuchaba el golpeteo de las gotas contra el techo. Memo, le había comentado a Lio que esas nubes grises desaparecían en aproximadamente cinco minutos, pero parece que la muy quisquillosa no quería irse de allí, ya que desde hacía ya una hora sigue soltando agua de una manera desesperada.
No podían salir a desayunar, y ni mucho menos ir a ver ninguna de las atracciones de hoy debido a que la marea estaba demasiado alta y las olas pegaban con fuerza sobre la costa. Así que, no podían hacer nada en ese preciso momento, y que mejor idea que tener sexo como si fueran un par de desesperados mientras el aguacero terminaba de esfumarse.
Estaban en posición de cucharita, en la cual, el castaño ubicado de lado en aquella cama sencilla, mientras que el rizado, le alzaba una de sus piernas y lo penetraba de una manera ruda y exquisita. No quería mentir, pero en aquella posición, se sentía la persona más protegida del mundo, su espalda era lo suficientemente flexible para ver a su amante al rostro, el cual, le observaba entre gemidos y sus cejas ligeramente curveadas hacia arriba.
— Guille... U-un poco más despacio... — Habló tembloroso el más bajo, en vista de que ya no podía seguir soportando el cómo el trigueño le seguía arremetiendo con profundidad. Su gran miembro tocaba con precisión su punto dulce, y sentía como le taladraba en los más profundo de su recto.
— ¿Q-Qué escucho?... ¿Quieres que vaya más fuerte?... Tus deseos son órdenes... — Le respondió Memo de una forma simplemente perversa, para después convertir aquel vaivén en una tortura para el más bajo.
— ¡DIOS, GUILLE...!, ¡HMN...! — Gritó con una fuerza increíble el turista, sintiendo directamente como las penetraciones se volvían salvajes y toscas, el mayor veía con suma concentración la hermosa figura de Lionel, el cual tenía todo su cuerpo teñido de ese color rojo que se le resultaba simplemente precioso. Le llenaba de sobremanera el saber que él y su miembro, estaban causando que el menor se retorciese de placer.
Las lágrimas salían como si de un par de cascadas se tratasen, su trasero se aferraba con bastante dureza al falo del más alto y estaba soltando gemidos como si fuese un animal, todos sus cabellos estaban desordenados y sentía que su orgasmo estaba cada vez más cerca, producto al estímulo que le daban las embestidas profundas de Guillermo.
Nadie, en la faz de la tierra, podía escuchar aquel acto que estaban consumando los dos; y pese a que los gemidos de ambos se salían de la habitación, junto con el fuerte sonido de golpeteo que generaban sus pieles chocando y el constante rechine de la cama; nadie podía sentir que estaban teniendo sexo, porque el agua de la lluvia la cual caía con descaro sobre la isla, acallaba todos esos exquisitos sonidos, y los reservaba sola y únicamente para ese par de adultos que se comportan como si de un par de adolescentes cachondos se tratase.
— ¡Y-ya no puedo...! — Habló entre gemidos el más bajo, para luego, ponerse completamente estático en su lugar, sus paredes se tensionaron con fuerza y sus ojos vidriosos se hallaban cerrados. — ¡OH, GUILLE...! ¡AHH...! — Luego de ese sonoro chillido, sus músculos se habían vuelto completamente rígidos mientras pasaba aquel fuerte y pesado orgasmo, se había corrido con bastante rudeza sobre la cama. Guillermo aún continuaba embistiéndolo, debido a que todavía le hacía falta muy poco para el final.
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SOL, PLAYA Y ARENA | Mechoa
FanfictionLionel Messi, es un joven aventurero el cual decide tener una nueva travesía en una de las islas más paradisíacas de toda Latinoamérica, San Andrés Isla, sin saber que se encontraría a cierto mexicano que haría que su viaje fuese una experiencia ino...