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Estaban dentro de una tienda de campaña, muy bien arreglada para la comodidad de ellos

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Estaban dentro de una tienda de campaña, muy bien arreglada para la comodidad de ellos. La parte de arriba estaba semiabierta por lo que se podía ver los colores del cielo tornarse cada vez más oscuros con el paso de los minutos.

No había vuelta atrás. Consumarian su matrimonio aún cuando Yoongi estaba muerto de miedo y hecho un mar de lágrimas. Sabía que no podía negarse, ya que Jimin ahora era su esposo y tenía todo el derecho.

Yoongi estaba parado en medio de la tienda, acariciando su brazo izquierdo mientras Jimin cerraba la tienda. A estas estancias le era muy difícil acallar sus sollozos.

Jimin se acercó y se puso delante de él, por lo cual Yoongi bajó más la cabeza, pero Jimin acuno sus mejillas alzando su mirada. Comenzó a dar caricias con los pulgares, tratando de secar las lágrimas que no dejaban de salir. Yoongi tenía mucho miedo de que Jimin se molestara por ello.

Jimin lo miraba fijamente aún cuando Yoongi tenía su vista hacia un lado, entonces comenzó a repartir tiernos besos en toda su cara, apartó un poco el cabello de su frente acariciando sus hebras, de manera tan delicada como si fueran a quebrarse, besó su frente y juntó la suya rosando sus narices.

Podía ver como los finos y rosados labios de Yoongi temblaban, así que con su pulgar los acarició por unos segundos, para después unir sus labios por primera vez.

Movía sus labios despacio, pero aún así, Yoongi no podía seguirle el ritmo, y Jimin lo comprendía. Se apartó unos segundos besando su mentón para que Yoongi tomara aire, y volvió a besar sus labios.

Los labios finos de su esposo compaginaban muy bien con sus belfos gruesos, además tenían un toque dulce que no era capaz de describir en ese momento.

Sin embargo, Yoongi seguía llorando, así que Jimin tenía que ser paciente y tierno con él, cualidades que no eran casi parte de su personalidad, pero su ahora esposo ameritaba excepciones.

Acarició sus brazos sobre la tela, y acercó sus labios a su blanquecino cuello en el cual dejó sutiles besos que le dejaron una corriente de nervios a Yoongi, y que si no fuera por la situación, estuviera riéndose por las cosquillas.

Jimin notó que ese era uno de sus puntos sensibles, así que siguió rosando y besando todo su cuello sin prisa alguna.

Dirigió sus manos al blancuzco cabello de Yoongi, el cual le fascinaba por completo; retiró su quiara dejándola caer en alguna parte del suelo, tomó sus manos e hizo lo mismo con los anillos, y luego procedió a desamarrar su capa.

La piel de Yoongi estaba erizada por lo que venía. Jimin dejó un casto beso en sus labios y comenzó a desamarrar la parte delantera del traje. Yoongi apretó sus manos en forma de puño mientras mordía su labio inferior, y sentía como lentamente era despojado de su ropa.

Cuando Jimin terminó de quitar las prendas de arriba, Yoongi cruzó los brazos sobre su pecho tratando de cubrirse, aunque sabía que era en vano. Cerró sus ojos cuando sintió las manos de Jimin en la parte inferior de sus pendras, se arrodilló y comenzó a bajarlas, mientras acariciaba con los nudillos de sus manos las blanquecinas piernas.

Mi sol, mi luna, mis estrellas || JIMSU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora