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La sonrisa en el rostro de Jeongguk era difícil de ignorar, las comisuras de sus labios se ensanchaban con dulzura, formando pequeñas arrugas a los costados de sus ojos, que reflejaban la felicidad pura que en ese momento sentía.

Lucía completamente diferente, comparándolo con la noche anterior donde había decidido que era mejor seguir el consejo de su mejor amigo y salir de casa para distraerse. Pasó el resto del día en casa de Jimin, junto a Hoseok, comiendo la deliciosa comida que la madre de su amigo les había preparado, poco tiempo después había olvidado la razón por la que estaba ahí.

Se la había pasado genial, habían hecho karaoke, se habían tomado un par de fotos con la ayuda de la mamá de Jimin y por la mañana su papá los había invitado a desayunar, todo sintiéndose tan familiar y acogedor.

Namjoon había sido quien lo llevó de vuelta a casa, con contenedores llenos de comida e incluso regalos, tres posters que sus amigos le habían dado para pegar en su habitación, dos con la cara de Taehyung y uno del característico logo de My Secret, diciéndole que no debía esconder sus gustos por nadie.

Y tenían razón, no debía esconder quién era y lo que le gustaba, estaba en su derecho de disfrutar las pequeñas cosas de la vida que lo hacían sentir feliz, no había nada de malo siempre y cuando él estuviera bien, sin hacerle daño a nadie.

Una suspiro satisfactorio salió de los labios del menor, satisfecho con el pequeño trabajo que había hecho, las paredes de su habitación finalmente decoradas.

"Esta lindo, ¿no?" Le preguntó a la pequeña bola de pelos entre sus brazos. Holly movía la cola con emoción ante la atención recibida de parte de uno de sus dueños, removiéndose entre su agarre para besar a lo largo de su mentón, haciéndolo reír. "Lo sé, lo sé, yo pienso lo mismo. Igual creo que con más fotos de My Secret se vería aún mejor, tal vez puedo decirle a Jimin qu-"

"¿Con quién hablas?" Una voz se unió a su pequeña conversación, provocando que Jeongguk se diera media vuelta, Holly ladrando en dirección a la puerta, solo para tranquilizarse cuando vio a Yoongi.

"Uhm..."

"Jeonggukie..." El mayor susurró, el arrepentimiento reflejado en sus ojos provocó que el menor bajara la mirada. "Quería hablar sobre lo qué pasó anoche..."

"No creo que sea-"

"Es necesario." Lo interrumpió, adentrándose a la habitación. "Cariño, lo siento... No quise-" Las palabras murieron en la lengua del mayor, sus ojos demasiado enfocados en la pared detrás del menor.

"¿Uh?" Jeongguk no tardó en alentarlo a continuar hablando, armándose de valor y alzando la mirada.

El rostro de Yoongi había perdido cualquier pizca de arrepentimiento, su semblante cambiando por completo en lo que había sido un abrir y cerrar de ojos, tenía la mandíbula tensa y sus ojos reflejaban la batalla de emociones que probablemente terminarían explotando en cualquier momento.

Una risa salió de los labios del mayor.

"Ah, Jeonggukie..." Suspiró, cerrando los ojos por un instante y acercándose. "Creí, realmente creí que por fin te había hecho reflexionar." Se burló, negando con la cabeza. "Pero tú sigues cegado por tu fanatismo." Escupió con desprecio, finalmente parado frente a la pared adornada con los poster que sus amigos le dieron. "¿Por qué te aferras en seguir con esto?" Dijo entre dientes antes de que tirara de las comisuras de las fotografías, desprendiéndoles con odio. "Estás demasiado grande para esto. Me da lástima verte así, Jeongguk."

El menor simplemente se quedó en shock.

Sus bonitos ojos cubiertos de una capa cristalina que iban a juego con el adorable puchero que cubría sus labios, un sonrojo prominente había escalado desde su cuello hasta concentrarse en toda su cara. Su corazón latía al mil por hora y se aferraba al agarre que tenía en su mascota.

Secreto. (Yoonkook/Koogi AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora