Tinieblas

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Un grito desgarrador, mil dagas clavándose en mi alma me han despertado, abro mis ojos, pero no puedo ver nada, es de noche, una espesa niebla cubre todo mi cuerpo, solo a lo lejos observo una pequeña luz brillante que se asoma entre las copas de unos frondosos árboles.
Me quedo un momento inmóvil, mis heridas no me permiten moverme con facilidad, trato de recordar ¿por qué estoy en este lugar umbrío? no recuerdo que ha sucedido.
El viento ha traído consigo otro grito igual de desgarrador que el primero que escuche, este viene acompañado de una palabra la cual dice: "Steven ayúdame". La voz de aquel grito se me hizo conocida al igual que el nombre a quien llamaba, pero a un no puedo moverme y recordar lo que ha sucedido.
Espero un poco, tengo temor a que algo pase, al ya no escuchar nada empiezo a tocar a mi alrededor, esperando encontrar algo que me dé respuestas, una señal que me diera un inicio, una muestra que me hiciera recordar todo, pero solo tocaba césped y musgo.
Con las pocas fuerzas que aún tengo giro un poco, respaldándome en mi hombro izquierdo, a lo lejos veo algo raro, es una luz muy brillante de color dorado que parpadea a unos pocos metros de mí, decido levantarme apoyándome en un tronco hueco y viejo lleno de musgo que está al lado mío.
Una vez de pie, todo empezó a girar a mí alrededor, estoy mareado, toco mi ensangrentada frente ya que esta me dolía. Una serie de heridas y rasguños en muchas partes de mi cuerpo hacen que me desvanezca del dolor, caigo al suelo de nuevo, y solo me quedo un momento inmóvil para así recuperar más fuerzas. Me vuelvo a parar, mis piernas tiemblan a cada paso que doy, solo queda apoyarme en ese viejo tronco que tengo al lado mío, me siento y cada vez aquella luz dorada, llama más mi atención, algo me trataba de decir, tal vez quería que fuera en esa dirección.
Tomo un poco de aire, junto con las pocas fuerzas que me quedan, empiezo a apoyarme en aquellos viejos árboles que se encuentran a mi alrededor, comienzo a caminar hacia aquella dirección, donde mis pupilas se dilataban por la luz incandescente que emanaba esa cosa que no alcanzaba a ver.
Al acercarme me doy cuenta que era una espada tirada justamente al centro de un pastizal, al mirarla me siento como si me estuviera llamando. El simple hecho de ver su luz me daba calor y esperanza, debo tomarla tengo la sensación que me pertenece. Me acerco cuidadosamente a ella y antes de tomarla se eleva unos pocos centímetros del suelo, se va acercando hacia mí, por alguna extraña razón, muy lentamente junte mis palmas y suavemente se postro encima de ellas. Poco a poco su luz se fue extinguiendo hasta que ya no se pudo distinguir nada. Pero un chispazo con tanta intensidad reboto del centro de ella, esta hace que cerre mis ojos por un momento, al abrirlos ya no se encontraba como tal, se había transformado en una hermosa llave, que flotaba junto a mí.
La tome y vi que traía escrita unas palabras que decía: "Ángelus" "Reino de los ángeles". Después de ver esto la coloco en mi cuello, cercano a mi corazón y al hacer esta acción empezaron a surgir varias preguntas dentro de mí, ¿Qué está pasando?, ¿Por qué estoy aquí?, ¿Quién soy?, ¿Cómo me llamo?, ¿Qué es Angelus?, ¿Qué es el reino de los dichos ángeles?, no doy respuesta a ninguna de esas preguntas, lo cual me inquieta mucho.
Camino sin sentido por aquel umbroso bosque lleno de neblina. Con la llave en ferrada en mi puño llego hasta topar con una vieja carretera. Subo a ella y continúo caminando sin ningún rumbo, por el carril de en medio esperando llegar a alguna parte al final de este infinito camino.
A lo lejos veo un par de luces brillantes que se acercan a gran velocidad, confundido aún por el golpe en la cabeza , decido no moverme, camino y cruzo, hacia donde viene, dicho carro, la luz cada vez es más intensa, bajo la mirada un par de segundos, estoy inmóvil a mitad de la carretera y al regresar la mirada, sentí a gran velocidad, un duro y frio trozo de metal que toca mi cuerpo, con una ráfaga de viento hizo que me moviera unos pasos hacia atrás.
Mire más allá de las luces incandescentes del automóvil y detrás del parabrisas del carro, puedo ver un chico, su aspecto parece sorprendido y desconcertado, su mirada refleja miedo, y sus labios los mordisquea como si sintiera la culpa de algo.
En ese momento me desvanecí.

Ángelus (El Reino Perdido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora