No creas lo que no ves

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Luego de que Kankuro se fuera Sakura no tuvo otra opción más que la de irse a dormir.
Al ingresar a su habitación notó un pequeño detalle, ahí estaba quién era su futuro esposo dormido sobre aquella cama la cuál obviamente no compartirían, tal vez fue un error o tal vez fue intencional pero Sakura no lo sabía así que decidió salir con sumo cuidado y dirigirse a la habitación de al lado, no dormir en su habitación no era de tanta importancia para ella, así que se acomodó y procedió a acostarse.

A la mañana siguiente cuando el sol apenas salía Sakura salió campante rumbo al hospital.

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-Buenos días señorita Sakura! —saludo amablemente un enfermero que se encontraba en la recepción.
-Buenos días, ¿cómo está?, espero poder empezar inmediatamente con mis labores—dijo Sakura ansiosa.
-Por supuesto que sí señorita —le respondió un médico que caminaba en su dirección —ya tenemos preparada la ceremonia para su posicionamiento como la nueva directora del hospital, tal como decía el pergamino que envío Lady Tsunade.
-Me parece maravilloso pero no es necesaria una ceremonia, debemos empezar de inmediato para solucionar todas las falencias que hayan.
-Siendo así señorita la invitó a compartir el desayuno con nosotros de manera que así celebremos su cargó.
-Oh claro que sí, lo mejor es alimentarnos para comenzar con nuestro trabajo —respondío Sakura amablemente mientras caminaba a la par del médico que la guiaba.
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Al otro lado de la aldea se encontraba un pelirrojo escondiéndose entre las sábanas para que la luz no le llegase a los ojos. —¿Qué hora será? se preguntaba a sí mismo mientras mantenía su antebrazo tapando su rostro, al levantarse se dio un susto pues de golpe se vio en una habitación que no era la suya acaso...era la habitación de Sakura! —¡¡No, no, no!! —se lamentaba el pelirrojo — ¿Cómo era posible que él estuviese ahí? ¿Donde estaba su amada?—al levantarse bajó apresurado hacia el comedor y se encontró con un lugar vacío pues lo único que había en la mesa era el desayuno puesto para una sola persona, llamó a su sirvienta la cual le avisó que Sakura había salido bastante temprano y con prisa, que no sabía a dónde se dirigía pues iba elegantemente vestida.

Lo más probable era que se dirigiera al hospital penso Gaara, como siempre y sin ser una novedad desayunó solo, aunque haber tenido la compañía de Sakura hace un día le dió la sensación de estar acompañado y ahora notaba su ausencia.

Bueno hoy será un día bastante largo—musito Gaara para si mismo.

Buenos días Kazekage-sama, cómo se encuentra —pregunto con entusiasmo Matsuri mientras ingresaba campante a la sala del Kage. —Hoy su agenda está bastante ocupada, al parecer no tendrá tiempo fuera de la oficina mi señor.

No me lo recuerdes Matsuri, suficiente tengo con empezar mal el día como para que me reiteres lo ocupado que estoy.

¿Mal? —pregunto la susodicha con intriga — Sí, Matsuri mal, por cierto de ahora en adelante toca la puerta antes de entrar a la casa, pues ya sabes que no vivo solo ahora.

¿Ah sí? —dijo sarcásticamente la castaña— Pues yo lo veo solo mi señor, no veo que haya alguien más en su casa.

Solo es hoy sí Matsuri, además no tengo por qué darte una explicación, solo obedece, toca la puerta y espera a que alguien te atienda de ahora en adelante.

Cómo usted diga mi señor —respondió con molestia mientras bajaba la mirada.

Al salir de la casa ambos se dirigieron a la oficina del Kage, pues un día ajetreado los esperaba.

Mientras tanto en el hospital Sakura comenzaba con la identificación de las falencias que habían dentro, aunque los murmullos la desconcentraban en ocasiones.
Esto era algo raro, pues Sakura era alguien paciente, los ruidos o las personas hablando nunca habían interferido en su labor.

El destino de las floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora