Símbolos

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Entre sueños, cientos de ideas vagaban por mi cabeza. Recuerdo haber visto extraños símbolos y un nombre que se repetía, "Reft", aunque no tenía idea de su significado. Pero lo que más me perturbó fue la imagen de todos mis amigos y mi familia siendo asesinados uno por uno por heridas de bala y explosiones, sobre la aparente destrozada ciudad.

Al despertar, di un salto de la cama junto con un grito ahogado. Temblaba como nunca antes lo había hecho. Sabía que si ellos morían, aunque yo no lo hiciera, una parte de mí se iría para no volver.

Los días previos habían sido difíciles debido a las pesadillas y la ansiedad de que Susan me llevara a conocer más allá de las murallas. Pero finalmente llegó el día de la exploración. Este viaje se hacía cada ciertos años para buscar comida y un punto para transmitir señal. Hacía tiempo que no aparecía nada peligroso cerca, así que me dejarían ir.

Lo que realmente esperaba era entender más sobre por qué había ocurrido esa guerra. Pero la biblioteca no ayudaba y el Internet se cayó cuando lanzaron las bombas. Encontrar suficiente comida y medicinas era lo primordial, aunque no estaba seguro de si llevaríamos alguna arma.

Salimos de los departamentos y caminamos hasta la muralla, detrás de unos escombros estaba una puerta que se activaba con una tarjeta. Susan deslizó la que tenía y salimos. Afuera, solo veíamos edificaciones destruidas, viejas casas abandonadas y una gran cantidad de polvo, sin gente. Nadie era lo suficientemente valiente como para patrullar fuera de la muralla cuando fácilmente los podían emboscar. En especial por esas cosas que incluso parecían que patrullaban alrededor de la ciudad.

Pasamos varias horas caminando y no encontramos nada bueno más que dejar unas latas de comida y un par de cuchillos. Estábamos aburridos y pensábamos que la misión sería un fracaso total. Para nosotros lo más importante era encontrar medicamentos. Ya a cuatro horas de haber salido, el sol empezaba a cansarnos mucho. Durante nuestra exploración, encontramos varios esqueletos muy antiguos de las personas afectadas por la guerra, casi momificados como decían en los libros de la biblioteca.

Decidimos regresar a casa, lo cual nos tomaría otras cuatro horas. Para seguir explorando, decidimos tomar otra ruta, una desviación un poco más larga, que nos tomaría varias horas.

Cuando estábamos sentados comiendo, me caí. Me había puesto una trampa del piso de madera delgada que no se veía. La madera se rompió y yo caí, viendo cómo Susan trató de extender su mano. Después de eso, me desperté atado a una silla en un pasillo.

"Me había puesto una trampa con una delgada tabla de madera que no era visible. Cuando la madera se rompió, caí al suelo mientras observaba cómo Susan intentaba extender su mano para ayudarme. Ahora me encuentro atado a una silla en un pasillo y dos jóvenes, un chico y una chica, de entre 20 y 30 años, me interrogan con rudeza.

¿Qué? ¿Quiénes son ustedes? - pregunté.

Cállate, chico. Lo único que necesitamos saber es cómo entrar a Ciudad Central, y no estamos preguntando. - dijo la chica mientras ponía un destornillador en mi cuello.

No tenía idea de cómo llegué allí, pero ya querían matarme. La chica continuó hablando.

Date prisa, mocoso, no tenemos todo el tiempo del mundo. - dijo la chica.

Déjalo en paz, cayó 15 metros y se desmayó. - intervino el chico.

Da gracias porque ajusté la red, enano. - agregó la chica.

¿Por qué quieren entrar a Ciudad Central? - pregunté.

Eso no te incumbe. Solo necesitamos que nos digas cómo hacerlo, y luego puedes largarte. - respondió la chica.

Me sentía atrapado con el destornillador en mi cuello. Pero en ese momento sonó una alarma y los dos interrogadores dejaron caer el destornillador y salieron corriendo, gritando "código 4, código 4" mientras se escuchaban disparos.

Estiré mi pie para intentar alcanzar el destornillador, pero no pude hacerlo. Así que me esforcé y terminé cayéndome con todo y la silla. Por suerte, esta vez sí lo alcancé, y pude liberarme de las cintas que me sujetaban. Salí corriendo en dirección contraria a donde se habían ido los dos jóvenes.

Pensé en buscar a Oliver para que me rescatara, pero me di cuenta de que si iba hacia donde ellos habían corrido, me tomarían como rehén. Decidí correr por los pasillos, subí algunas escaleras y llegué a una antigua estación de metro. Allí vi una extraña marca en la puerta por donde habían huido los dos jóvenes, así que la anoté en mi diario.

Seguí corriendo y, finalmente, me encontré con Susan, quien me tapó la boca por detrás y me arrastró a un edificio. Los demás estaban allí, armados y atentos a los disparos que se oían en la distancia. No entendía nada, y ya era de noche.

Susan se asomó sigilosamente por la ventana y dijo:

Está bien, podemos irnos.

Caminamos durante media hora hasta que divisamos Ciudad Central a lo lejos. Oliver dio la orden de abrir las puertas grandes y entrar. Me sorprendió lo rápido que se abrieron, pero no tuve tiempo de pensar en eso.

Cuando llegamos, nadie me creyó, ni siquiera Ivonne, y ningún adulto quería contarme nada."

Central City AIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora