Mentiras

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11 de agosto Ciudad Central

Hoy desperté de buen ánimo, al levantar la cortina de mi habitación para mi sorpresa estaba lloviendo. En este mundo devastado por la guerra, la lluvia era un bien escaso y muy preciado. Fui a despertar a Ivonne.

-Oye, oye...

-Ahhh...-respondió jadeando como un animal que deseara dormir más que cualquier otra cosa.

-Mira, está lloviendo.

-Qué bueno...-dijo con desgano antes de taparse nuevamente con la manta.

-¡DESPIERTA FLOJA!

-¿Qué, qué?

-Mira, está lloviendo.

-¿Y yo qué dije?

-Tranquila amargada, vamos afuera.

-Vale.

Al salir, jugamos con los charcos y nos mojamos mutuamente, pero rápidamente una brisa ligera se transformó en una ventisca peligrosa.

-Oye, apenas puedo verte, está bastante fuerte- dije.

-Sí, supongo que deberíamos volver.

-Vale...

Y lo más extraño es que en pocos minutos desde que habíamos salido, la ligera brisa se convirtió en una fuerte y poderosa tormenta. En lugar de ir a casa, decidimos refugiarnos en la biblioteca, que era el lugar más seguro en Ciudad Central.

(En la biblioteca, por la mañana)

En cuanto abrimos la puerta, llegó Susan (madre de Ivonne) y nos preguntó:

-¿Están bien los dos? ¡Estaba preocupada!- dijo Susan, mientras nos abrazaba fuertemente a ambos con un brazo en cada uno.

-A causa de la tormenta, supongo...- dijimos al unísono.

-Debimos haberles avisado, aunque no creímos que estarían despiertos a esta hora- susurró Susan, especialmente para mí.

-Hey- dije indignado.

-Jajaja- se oyeron risas de fondo.

-Supongo que la biblioteca es el lugar más seguro de Ciudad Central- comentó Susan.

(En la tarde)

Después de todo el drama que había armado Susan, todos regresaron a lo que estaban haciendo.

La biblioteca era bastante grande, dividida en dos salas: una donde se celebraban eventos y se llevaban a cabo juntas importantes, y la otra era la biblioteca en sí, donde se encontraban todos los libros, estantes y repisas. Yo estaba en la zona de la biblioteca.

Me pasé casi toda la tarde buscando entre los libros algo que tuviera hojas blancas como el diario que encontré. Sin embargo, no encontré nada. Mientras estaba en una escalera, vi a Ivonne desde lejos en una de las repisas de arriba y me di cuenta de que tenía el mismo libro con borde rojo que la última vez.

"Oliver", pensé. Así se llamaba uno de mis amigos. No sabía si tenía alguna relación con el diario.

En ese momento, Susan me habló.

-Hey, Max.

-¿Qué pasa?

-Baja, por favor.

-Claro.

-¿Y por qué las luces están apagadas?

-¡Wow! 

-¡Feliz cumpleaños! 

-Todo se ve hermoso con los globos y las cintas de colores. Y ¡un pastel! ¡Es increíble! Gracias por hacer de mi cumpleaños algo tan especial.

Parece que muchas de las personas refugiadas en la biblioteca también están celebrando conmigo.

De repente, apareció Owen, un amigo que tenía una pequeña tienda en la ciudad. No lo había visto tan feliz en mucho tiempo. Le pregunté a Susan cómo lo había logrado y ella me contó que habían encontrado una repostería hace un tiempo y habían tomado prestado un libro de ahí. Afortunadamente, también habían encontrado harina al vacío, por lo que fue útil para la receta. Los demás ingredientes se los debían a Owen.

Ivonne bromeó diciendo que alguien iría a la quiebra por la cantidad de comida que había. Sin embargo, todos estaban felices de verme tan emocionado. Además, Oliver tenía algo genial preparado para mostrar. Pero antes, yo tendría que lavar los platos. ¡Qué gran bienvenida y qué linda sorpresa para mi cumpleaños!

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⏰ Última actualización: Mar 11, 2023 ⏰

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