Ante el ojo público, Luo Binghe era un hombre carismático y apuesto. Poderoso. Lleno de riquezas. Uno de los CEO de empresa con más renombre en todo el mundo, un hombre de negocios talentoso y un genio estratega cuando se trataba de finanzas. Este retrato de sí mismo hacía que todos sus colegas y empleados lo vieran como un modelo a seguir. Más allá de su personalidad, era un esposo amoroso casado con una dama tan espectacular como sensual a su vez, dulce y cautivadora que hacía latir el corazón de muchos de tan solo verla.
Para el desconocimiento del público y de lo poco que saben a fondo; todo esto poco a poco se fue deteriorando en silencio, su imagen pública seguía de pie y seguía siendo el modelo a seguir que todos amaban. Pero la realidad golpeaba tan duro como una roca rompiendo su reflejo en el espejo, se estaba desviando mucho de ese camino de ser un hombre perfecto que cualquier mujer desea tener y cualquier hombre desea ser.
"Junshang."
La voz tímida escuchó resonar a través de sus oídos adjunto del sonido de una taza golpear contra la mesa gentilmente, divagando con la mirada hacia el frente lo primero que vio fue un pecho plano ajeno cubierto en telas verdes claras del mismo color que el pasto, el estilo del suéter era de cuello alto y mangas largas pero había una pequeña abertura que le permitía ver la capa de piel pálida. Tragando grueso mientras apretaba los puños alrededor de sus piernas, trató de dirigir su vista a otra parte que no fuera la tentación en persona que se hallaba en su oficina. Oír esa voz, sentir su cuerpo inclinado y apoyado en su mesa, pidiendo a gritos que lo tomara era como una apuesta entre lo moralmente correcto e incorrecto. Un juego de póker adictivo para tomar el riesgo y encender su amarga vida perfecta donde todo el mundo le alababa y respetaba, pero nadie se dignaba a verlo con unos ojos tan encandilados y llenos de deseo como él. Ni siquiera había obtenido esa mirada de su esposa durante su vida marital, con Qin Wanyue las cosas eran tan insípidas y monótonas, lo miraba de forma enternecida y demasiado dulce para su paladar que terminó aburriéndole el sexo con ella.
Pero él, la persona parada justo delante, era algo distinto. Un nuevo plato añadido al menú de un restaurante muy caro que estaba dispuesto y listo para ser devorado.
Luo Binghe, CEO de las empresas tecnológicas más grandes en China, estaba teniendo un severo problema.
Quería follarse a su propia secretaria en carne viva.
[...]
Todo empezó hace dos o tres meses antes de que hubiera recibido un correo electrónico de su ex-secretaria, Liu Mingyan, renunciando a su compañía por razones personales conllevando a la mujer a no seguir con su empresa luego de cuatro años siendo la responsable de su agenda, aligerar su trabajo, contratar a nuevos empleados y a traerle café todas las mañanas. Aunque le decepcionó un poco su ida, la relación entre ellos dos terminó de forma neutral: dijeron adiós y Luo Binghe dio sus buenos deseos a la fémina quien devota le aseguró que para cualquier cosa estaría a su disposición. Al día de siguiente ante la ausencia de una secretaria, Luo Binghe fue aplastado por los trabajos dejados a la mitad y los nuevos que debían de ser tratados con tiempo. Aquel día quedó durmiendo en su propia oficina entre los anaqueles repletos de trabajo de secretaria, supervisor y el de jefe a la vez, todo cayó como un balde de agua fría esa mañana y cuando su esposa lo vio llegar a casa tan tarde se preocupó por el bienestar del empresario que no supo cómo relajar las aguas de paciencia del azabache. Lo dejó descansar en la cama solo mientras ella de forma educada dormitó en un cuarto aparte que se hallaba en la casa recién comprada.
Aquella rutina siguió por los siguientes días, llegaba a la mañana con bolsas en los ojos y la misma ropa, su cabello corto despeinado y un humor sensible que provocaba que le gritase a mínimo ser vivo que se atreviese a mirarlo. Sus empleados pensaron que no había salvación, su jefe nadaba en un espiral de profunda locura por la excesiva cantidad de trabajo y no estaban haciendo algo para ayudarlo. Mientras lo veían caminar hasta su oficina, teniendo en la mano su desayuno y almuerzo que él mismo se preparó cinco minutos antes de salir; abrió la puerta de su despacho, dejó sus cosas en el escritorio y procedió a seguir con el triple trabajo que ahora tenía, sus dedos gruesos golpeando de forma ruidosa el teclado mientras respondía correos, hacia reportes, informes... Su cabeza llena de estrategias y casi drogado por las tareas laborales.
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Compilación de Binqiu {SVSSS y papapa}
RomanceLas historias no son de mi pertenencia Créditos a sus autores al final y titulo de cada historia Las historias son algo largas