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Agatha Anahi.
📍 Guadalajara Jalisco.
Habíamos llegado a guadalajara, el vuelo estuvo horrible pues al salir se escucharon disparos, después la turbulencia estuvo fuerte y se escuchaban explosivos y había mucho humo.
- Bájese mi reina. Me dijo Ivan dándome la mano para ayudarme a bajar de la camioneta. - Me siento rara, no me da buena vibra este lugar. Dije desgustada. - Tranquila, solo es porque vas llegando pero ya verás que al rato se te quita. Me contestó mi esposo Ivan dándome un beso. - Ojala así sea. Dije entrando a la casa.
- Qué onda patrona. Me dijo Ovidio riendo mientras tomaba un sorbo de su cerveza. - Ira tu deberías de estar agradeciendo que andas vivo, casi te quedas refundido en una selda el resto de tu vida. Dije quitándole la cerveza a Ovidio. - No se me enoje patrona, le hace daño al sobrino. Me contestó Ovidio acariciando mi panza abultada. - Y quien le dijo que yo estaba embarazada? Dije riéndome. - Tu dijiste hace rato Agatha. me dijo Ovidio riendose. - A es cierto. Le contesté riéndome también.
Ivan estaba acomodando unos papeles y haciendo algo del negocio, y Ovidio se fue a tomar agua y yo me quede sola en la sala hasta que escuche como abrían la puerta, después de eso sentí algo en mi boca y se me cerraron los ojos.
- Vamos a pedir una buena lana por esta morita, se me hace que esta embarazada. Dijo la voz de un hombre. - Ya se anda despertando la muchacha. Dijo la voz de otro hombre. Intente abrir mis ojos pero se sentían pesados, y no podía mover ni un pelo pues tenía el cuerpo medio dormido.
- Que hago aquí? Donde esta mi esposo? Dije intentando abrir los ojos. - Nombré plebe, tu esposo está en su casa, olvídate de él hasta que nos den una recompensa, mientras eres Nuestra plebe, Nuestra. Dijo la voz de un hombre con barba. Logre abrir los ojos y había un hombre con barba como de 23 años, el otro le calcule como 19 años pues se veía chiquito todavía. - Porfavor déjenme ir, yo no tengo nada que ver en sus cosas, yo solo soy su esposa. Dije llorando.
- Nombré, de ti vamos a sacar buen dinero. Dijo el hombre bajito.
El hombre con barba me acarició la cara y me bajo del carro, me llevo a un cuarto horrible, olía feo y no habían camas y mucho menos luz. - Porfavor hombre de barba, déjame en paz porfavor. Dije llorando. - Callate plebe, no ayudas. Dijo el hombre bajito. - Déjenme sola porfavor. Dije tapándome con la sucia cobija que había en el suelo.
Ivan Archivaldo. Hace horas desapareció de la casa Anahi, no sabemos dónde está, la secuestraron, se llevaron a mi esposa, mi mujer debe de estar en peligro así que mande a buscar a mi gente a todos lados de guadalajara.
- Sabes algo tu Ovidio? Le pregunte a mi hermano. - Si supiera ya te viera dicho, pero no se. Me contestó Ovidio. - Será una larga búsqueda, pero de que me la encuentran me la encuentran. Dije y me fui a seguir dando órdenes.
Habían pasado 2 días y Porfin habían noticias.
- Patrón, Sabemos dónde está Anahi pero nos piden cuatrocientos millones de dólares y 10 kilos de merca. Me dijo nini. - En donde se los dejo? Pero ocupo a mi esposa YA. Dije sacando la merca. - Ya tenemos la dirección, usted diga cuándo y lo llevamos. Me contestó Néstor. - Wey te pidieron 10 kilos de merca, 2 millones menos. Me dijo Ovidio porque estuvo ahí en todo momento. - Lo que sea por mi esposa, ella vale mas que todo el dinero del mundo. Le contesté metiendo todo a la maleta. - Es cierto, la Anahi vale mas que oro. Me dijo Ovidio mientras salíamos del cuarto.
Junto con toda nuestra seguridad dimos fuga para donde estaba mi mujer.
- Vengo a dejarles todo su dinero y mercancía, pero denme a mi esposa. Dije a los hombres que estaban ahí. - Claroo, deje contamos y se la damos enterita. Me dijo el hombre más chaparro. - Pero que sea rápido, quiero a mi mujer ya. Contesté enojado.
Contaron el dinero y pesaron la merca, en efecto estaba enterito todo y ya me entregaron a mi mujer, se veía tan débil y golpeada, me duele verla en ese estado.
- Amorr. Me vio Anahi y no dudó en abrazarme. - Hola mi reina hermosa, cómo estás? Al parecer no estás muy bien. Le dije dándole un beso. - No puedo caminar bien, me arde en donde tengo cortadas y muchas cosas mas. Me dijo Anahi mientras se le salían unas cuantas lagrimas. - No llores mi reina, vamos al doctor. Abrase a mi esposa, me dolía verla así.
Nos subimos al carro, todos saludaron Anahi les agradaba verla, pero no en ese estado.
