Dagas

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Unos meses después de que Hela y Thor tomaran el control de sus respectivos tronos.

 El dios esmeralda caminaba por la frontera de Asgard, no estaba muy seguro de cómo o porqué sus pies lo habían llevado hasta allá, talvez era sólo la curiosidad ¿no? Seguramente sólo quería ver lo que sucedía del otro lado... 

En el medio de ambos reinos se encontraba un pequeño territorio considerado "neutral". Originalmente pensaba que era una estupidez, si él hubiese sido el rey sin duda se quedaría con todo el territorio que pudiera pero, ahora no le parecía tan mala idea. Desde allí podía ver hacia Gullgard y curiosear tranquilamente.

Se quedó justo al límite. Si daba un paso más estaría en el reino de su "hermana" la niña perfecta Hela. Le irritaba pensar en lo mucho que Odin la había amado, ¿qué tenía de especial? 

Además, de ese lado también estaba... "ella".

Sin darse cuenta suspiró con una mezcla de anhelo y molestia pero él mismo no lo notó, solo pensaba en lo irritante que era Sylvie. Era pensar en ella lo que más le incomodaba aunque al pensarlo sin darse cuenta también sonreía. Sí... Esa exasperante mujer con la que solía competir y que creía ser mejor que él aunque por supuesto estaba terriblemente equivocada, al menos eso era lo que pensaba Loki. Secretamente admiraba las habilidades de Sylvie pero por supuesto, es algo que no se atrevería a reconocer en voz alta. 

Aún así, estaba seguro de que entre ambos, él era mil veces mejor; por suerte había tenido el apoyo de su madre quien le había enseñado, ella siempre lo apoyaba y confiaba en él, su madre era el único ser en este mundo al que Loki reconocía amar.

Suspiró cansado, ahora que todo estaba en manos de Thor la extrañaba demasiado. De nuevo estaba desanimado. 

Se acomodó sobre una banca de piedra estirando las piernas sin perder de vista al resplandeciente reino de Gullgard lo cual nuevamente, le hacía preguntarse sobre la verdadera razón de su subconsciente para haberlo llevado hasta allí.

—Bien, ¿y ahora qué?

A lo lejos apareció un desafortunado joven gullgardiano, al verlo, Loki sonrió ampliamente y pareció tener una extraña idea.

—¡Hey tú! ¡Ven acá!

El asustado joven pareció dudarlo pero la cara de Loki era reconocida por cualquiera de los dos reinos y su fama le hizo entender que si no obedecía, el impulsivo príncipe podría hacerle daño asi que con la cabeza baja caminó hasta la frontera para ver que quería, mientras tanto el príncipe hizo aparecer una nota con algo ya escrito en ella.

—¡Primero de rodillas, insolente! —cuando éste obedeció, le entregó una carta—. Entrégala a Sylvie. No me importa lo que tengas que hacer para ponerla en sus manos y no tardes o te encontraré y te arrancaré la cabeza.

El joven asintió asustado y como si su vida dependiera de ello salió corriendo en dirección al palacio aunque quizá su vida si dependía de ello. En tanto, Loki volvió a acomodarse en la banca de piedra ya mucho más animado. No es que le hiciera feliz de nuevo ver a Sylvie pero estaba aburrido y extrañaba pasar el rato con ella peleando... Bueno, no la extrañaba claro que no.

¿O sí? 

No...

¡Por supuesto que no! 

Solo estaba aburrido y además ahora mismo no tenia nada que hacer.

Sacudió la cabeza levemente, debía dejar de pensar tanto y solo esperar.


...


Alguna vez creyó que podría haber tenido una linda familia. 

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⏰ Última actualización: Oct 24 ⏰

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