Capítulo 4

12 3 1
                                    

Mateo

Abi se me acerca y me abraza.

—¿Estas bien?— le pregunto.

—Si, todo perfecto Mati—se aleja un poco de mi y trata de sonreir, pero en sus ojos se ve la preocupación.

—¿Por qué te fuiste así?—.

—No tiene importancia—.

La agarro de la cintura al verla tambalearse.

—Ey Abi. ¿Qué tienes?—.

—Lo siento. Estoy un poco mareada—.

—Ven conmigo, te llevaré arriba para que puedas recostarse un momento—.

Ella pone uno de sus brazos sobre mis hombros para apoyarse y yo comienzo a caminar agarrandola aún de la cintura.

Subimos las escaleras esquivando a todas las personas que se cruzan en nuestro camino.

Al llegar al piso de arriba observo que todas las puertas son de color negro y tienen pegada una llave en la manija. Abro la primera puerta de la derecha y encuentro a 2 chicas tendidas sobre la cama completamente dormidas. Cierro la puerta y continuo hasta la siguiente puerta, la abro y afortunadamente esta vacía.

Ayudo a Abi a entrar y la acuesto en la cama.

—Gracias Mati—,sonríe con los ojos entre abiertos— Tengo mucho sueño. No puedo mantener los ojos abiertos.

—Duerme un rato. Quizá con eso te sientas mejor—.

Ella cerró los ojos por completo sin contestar.

Le quite sus zapatos y los dejé a un lado de la cama. Me acerco a uno de los lados de la cama y tomo el cobertor doblandolo a la mitad para poder taparla.

La observo durante un momento. Se ve hermosa durmiendo.

Decido bajar para dejarla descansar y subir en un rato para ver que esté bien.

Le hecho un último vistazo, salgo de la habitación, pongo el seguro y cierro la puerta. Quito la llave de la cerradura y la meto en mi bolsillo antes de darme la vuelta y bajar las escaleras.

Estando de nuevo entre la gente me encuentro con unos amigos del colegio que me jalan al jardín para jugar ping pong.

Al iniciar el juego no dejó de pensar en Abi, pero después de tantos tragos mis preocupaciones pasan a segundo plano.

*****

Abigail

Abro los ojos y lo primero que veo es total oscuridad, intento moverme pero me es imposible. Me siento muy débil. Mis piernas y brazos pesan demasiado.

Trato de calmarme pero entro en pánico cuando escucho su voz en mi oido.

—Tranquila hermosa— siento como toca mi hombro levemente —prometo no lastimarte—.

—Por favor déjame. Te lo suplico.— Lágrimas de frustración salen de mis ojos y ruedan por mis mejillas.

Mi visión se adapta un poco a la oscuridad y logro ver su silueta. Esta tumbado a lado de mi.

Él se pone encima de mi y pega su boca a la mia. Yo aprieto los labios, y volteo mi cara hacia un lado.

—Hermosa quédate quieta. No quiero hacerte daño. Solo quiero darte lo que tu siempre has querido—.

—Si no quieres hacerme daño solo para. No me toques. Quitate de encima... por favor—.

—Eso no pasará hermosa. Tu vas a ser mía. Esto es lo que tu quieres ¿no? Por eso te ponías esas faldas tan cortas y tus blusas escotadas ¿verdad? Buscabas provocarme y llamar mi atención.— Pasa uno de sus dedos desde mis cuellos hasta la línea entre mis pechos haciendo que me estremesca y trate de empujarlo sin éxito. — Ahora tienes toda mi atención. Por favor no lo hagas tan difícil.—

Acerca su cara a la mía para tratar de volverme a besar, pero antes de que lo haga le escupo en la cara.

En ese momento el se enfadó tanto que me golpeó fuertemente la cabeza y perdí la coniencia.







Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 30, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Confío en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora