B.
El reloj marcó las nueve.
Aquella campanada que le distingue, se lograba escuchar en todo el restaurante, atrayendo la atención de muchos. Entre ellos, mi jefe, Freddy.
De inmediato, el alto hombre inicio su rutina, sacando a cada uno de los clientes, no sin antes asegurarse de que su estadía haya sido grata.
Y detras de todos ellos, unas imponentes puertas de cristal macizo se cerraron con delicadeza.
Los presentes nos dirijimos una breve mirada, esperando que alguno dijera palabra alguna.
-¡Buen trabajo chicos!- Habló alegre la pequeña rubia. -¡Hoy fue un gran día!- Finalizó en una voz atorada entre pedazos de pizza que estaba comiendo desde hace un rato.
Así es, hoy fue un gran día. Gracias a que tuve el privilegio de ser de utilidad a los adultos mientras sus pequeños se deleitaban con nuestro show.
Naturalmente, el servir a los humanos es un gran honor, puesto que solo ver esas enormes sonrisas en sus rostros es más que suficiente para quedar completamente pasmado con semejantes expresiones. Por lo menos, lo es para mi.
Siempre me eh interesado en esas curiosas reacciones...si mal lo recuerdo, a ello le llaman "Emociones".
-¿Te quedaras mirando al vacío todo el rato?- Un garfio se paseo por mis ojos, atrayendo de inmediato mi atención.
-Foxy...- Ahí esta, nuevamente este extraño cosquilleo...
