B.
Caminaba a través del estrecho pasillo en completo silencio.
Como es costumbre, cada vez que se cierra el local cada uno debe de descansar en su habitación asignada. Y gracias a que existe poco espacio, devemos de compartir.
Eso no me molesta en lo absoluto, mientras más tiempo pase con mi gran amigo estaré bien...solo que, Foxy siempre actua de forma extraña y eso me inquieta.
-Dime, ¿Te sientes bien?- Menciono tras notar como su rostro se encuentra sumamente enrojecido.
Viendo que no obtengo respuesta, me resigno a continuar andando.
Al haber llegado a la última cámara de seguiridad, abro la única puerta posada en una esquina y me adentro seguido del zorro.
Despojandome de cada una de mis prendas me apresuro a cobijarme en la enorme e incómoda cama.
Al cabo de unos minutos, la luz se desvanece, y siento como un peso extra se posa cerca mío. Este me rodea con sus brazos atrayendo mi cuerpo al suyo, generando un confortante calor.
Una mano se arrastra por todo mi abdomen causando cierto cosquilleo deteniéndose en mi pecho.
La respiración de mi acompañante lograba acariciar la piel de mi cuello. Provocandome un nerviosismo inmediato.
-Buenas noches...- Murmuro antes de cerrar los ojos, obteniendo a cambio, un roce de sus labios con mi mejilla.
Y extrañamente, dentro de sensaciones estremecedoras, logro quedar dormido, hundiendome en una profunda oscuridad.
