B.
Unos estruendosos gruñidos, convinados con constantes patadas en mi espalda me despertaron de un profundo sueño.
Al girar mi cuerpo, me encuentro con lo que imaginaba, un rostro con cabellera pelirroja alborotada y saliva derramándose por la comisura de sus labios, soltando de vez en cuando, ronquidos que parecen de un oso agonizando.
Anonadado por ese familiar rostro, permanezco observándolo.
Sin desviarme de esos párpados cerrados, inconscientemente me acerco con lentitud hasta rozar su frente con la mia.
Pasados un par de minutos, sus ojos se abren de par en par, notando de inmediato mi presencia.
Sus mejillas se sonrosaron al instante, viéndome con sorpresa. Acto seguido, se retira bruscamente para vestirse velozmente con sus prendas de capitan guardadas en un armario que compartimos.
Desde mi posición, recorro con deleite cada uno de los rincones de esa delicada figura. Empezando por esa ancha espalda, siguiendo con sus largas piernas, acabando en...
-Buenos días- Habla con su grave voz que le distingue, para después irse de la pequeña habitación sin decir nada más."
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