꒰🖇꒱ 𝙎𝙖𝙡𝙫𝙖𝙩𝙞𝙤𝙣 ♡꙼̈ ࿐ ࿔ ━━━━ ━

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Pese a los forcejeos, el hombre no para de mover sus manos sobre el torso medio desnudo de la joven.

La brisa pegando sobre su rostro hacía un movimiento muy poco notorio en las lágrimas de la chica.

—No, no, por favor. . .—Jadeaba la canadiense. No quería que le sucediera eso. Mierda, se esperaba otras cosas con la ciudad llena de infectados, menos que alguien ebrio intentando o estuvieran a punto de abusar de ella.—

Aún con pensamientos vagos, las manos de la chica intentaban alejar al hombre. Seguía y seguía intentando; pero seguía y seguía siendo inútil.

Las súplicas eran ignoradas, ¿acaso ese estúpido era sordo?.

Los labios de ese asqueroso hombre se acercaban al cuello de la chica. Esperando el tacto—asqueada—, afortunadamente nunca llegó.

En cambio, escuchó el sonido de algo siendo golpeado muy cerca de ella, luego de algo líquido cayendo fuertemente al piso y a la pared a su lado.

Gracias al susto y la debilidad del momento, cayó al suelo, llevándose un par de rapaduras en la espalda por parte de la pared de ladrillos en la que estaba acorralada.

Una agitada respiración y pasos rápidos se hacían cada vez más fuertes. El rostro de la chica estaba siendo cubierto por sus propias manos temblorosas, tratando de cubrir el sonido de su llanto.

Una mano grande fue puesta en el hombro de la chica, haciendo que la canadiense diera un repentino brinco.

—Tranquila, no te haré nada.—Dijo una voz tranquilizante.—Vamos, levántate.—La voz seguía siendo relativamente dulce, o más bien tranquilizante.—

La castaña retiró lentamente sus manos de su rostro. Quedando cara a cara, muy cerca de un chico pelinegro.

—Mi nombre es Minho.—Susurró reconfortante.—Estas helada, supongo que tienes frío.—Dijo obvio.—¿Es tu mochila, no?.—Preguntó mientras apuntaba con su dedo índice la mochila de la chica.—

Asintió levemente, aun temblando.

—¿Llevas algún abrigo dentro o algo con lo que puedas cubrirte?.—Preguntó nuevamente. Un tembloroso "si" salió de los pálidos labios de la chica.—Excelente, lo sacaré, ¿bien?.—

El joven se acercó a la mochila y busco dentro de ella. Al ver que solo había ropa ahí, había dos cosas que suponer. O iba a escapando de casa mientras sucedía todo eso o recién las había guardado. Prefirió omitir el preguntar.

Encontró una camisa negra de manga larga, cerró la mochila y se la puso sobre uno de sus hombros.

Este le entregó suavemente la camisa a la chica. La ayudó a ponerse de pie.

—¿Te ha lastimado?.—Preguntó.—

—N-no. . . Creo.—Susurró la chica por lo bajo.—

El chico asintió, sin querer preguntar más. Después de que la chica colocara su camisa bien. El joven arregló los cabellos despeinado de la canadiense.

—¿Vines sola?.—

—No. . . Venía con otros chicos, pero no se por qué nos terminamos separando sin querer.—

—Ohh, comprendo.

—Veníamos en un auto color negro.—Detalló.—Seguramente estén esperándome.—

—¿Quieres que te acompañe?.—Formuló el pelinegro otra respuesta.—O sea, me refiero a. . . Llevarte al auto, con tus amigos, o algo así.—Se corrigió.—

La cabeza de la chica se movió de arriba a abajo: indicando un "si".

Pese a ya no se tanto, las lágrimas seguían saliendo de los ojos de la castaña.

—Bien.—Sonrió el chico.—Conozco bien esta zona, ¿hay algún lugar que recuerdes cerca del auto.—

Hmm~. . . Luz azul, luces.—La imagen de las luces neón que funcionaban gracias a sabrá Dios qué clase de energía, pasó por la mente de la joven .

;;;

—¡Marcie, ah!.—El menor se acercó antes que los demás a la canadiense.—¿Te encuentras bien?, ¿qué te sucedió?.—Preguntó apresuradamente al ver el rostro húmedo por las lágrimas de la chica.—

Los otros tres chicos se habían acercado también. Ignorando totalmente la sexta presencia. El cual se aclaró la garganta.

—Ah. . . Bueno, yo me voy.—Musitó incómodo.—

—Chicos, el es Minho, me ayudó.—Se apresuró a explicar.—¿Podría venir con nosotros?.—

Ninguno de los primero acompañantes tenía problema con ello. Pero debía preguntar la decisión del chico.

—Minho-ah, ¿quieres venir con nosotros?.—La baja voz de la chica preguntó.—

—¿No serían molesto para ellos?.—Preguntó el chico, refiriéndose a los otros.—

—No, de hecho. . . Mejor.—

Ahora, los seis estaban entrando en el espacioso auto. Aún en las mismas posiciones, solo que él recién integrado chico en la parte delantera, con la castaña.

No ocupaban mucho espacio. No se encontraban incómodos ni nada por el estilo.













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Hola, este es un poco más corto que los anteriores, pero bueno.

No se ustedes pero yo quiero un Minho en mi vida 💔😿

┌──── " :𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗘: „Donde viven las historias. Descúbrelo ahora