Después de que un extraño virus o enfermedad haya invadido la poblada nacion de Corea del Sur, un grupo de jóvenes tendrá que luchar por sobrevivir.
Pero. . .
A pesar del ambiente, ¿el amor podrá también invadirlos?
𝑺𝑻R𝑨𝒀 𝑲𝑰𝑫𝑺
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—Pueden retirarse, disfruten sus vacaciones.—Habló el profesor con su estúpida voz, que en vez de estra dando clase, parecía que te estaba arrullando.—
Dicho eso, todos los presentes comenzaban a guardar sus cosas en sus bolsos. Estudiar finanzas era algo tan aburrido. Pero los comentarios que hacía un chico en específico—al menos tres veces en cada clase—alegraban algunos minutos la clase.
El no ir de vacaciones y adelantr clases durante el verano era buena idea. Pero el cerebro también necesita un descanso, total, con los conocimientos que ya tenía era suficiente para que sus padres tuvieran confianza para heredarle sus millones y tantas propiedades al rededor del mundo. El título sólo era un simple y sencillo título. Estúpido
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¿En qué momento había aceptado ir a ese parque de diversiones?. Si tan solo no hubiera aceptado. . .
No estuviera pasando la vergüenza de aguantarse las ganas de vomitar.
—¿Te sientes bien, Marcie?.—Preguntó el pelinegro, Hyunjin.—
—S-si. . . Solo estoy un poco ¿mareada?.—Jadeó la canadiense.—
—¿No tienes hambre o algo así?.—Cuestionó el chico de Busan. ¿Jeonnie, Jongin? Algo así era.—
—No, estoy de maravilla, tranquilos.—Restó importancia la castaña.—
—Eh. . . Chicos. . .—Susurro el mayor. Despreocupados los otros dos voltearon a ver en dirección al pelinegro.—
—¿Qué sucede Hy-.—La pregunta del menor no pudo ser terminada, al voltear a la dirección en la que se posaban los ojos del mayor había entendido.—¿Hy-hyung?.—Tartamudeó.—
La imagen era perturbadora; había una mujer mordiendo el cuello del hombre que estaba a su costado. Los jóvenes estaban en shock. Por instinto corrieron junto a la demás gente, llegando rápidamente al auto del mayor. Estando ahí entraron rápidamente, el auto fue encendido.
Las respiraciones agitadas por la cantidad de distancia que habían recorrido sin parar y la imagen que habían presenciado, era todo tan extraño.
—¿Qué fue eso?.—Preguntó la chica.—
—No. . . No lo se.—Jadeó el menor.—
Se mantuvieron en silencio hasta llegar a casa del mayor. Aún teniendo en mente la cantidad de sangre que salía del cuelo de ese hombre. . . Pero, ¿por qué lo mordía de esa manera?.
