08: ¿Una casa para mí?
Eun Ji.
Pestañeé varias veces.
—¿Cómo que a mi casa? —pregunté.
—Ya está claro que lo quieres cenar conmigo pero si hacer otras cosas —ante su declaración me quedé bastante avergonzada y seguí propinándole puñetazos en la espalda, por gusto, claro está—, por lo que voy a llevarte a tu nueva casa para que puedas tener las cosas claras. Mis empleados te van a atender y consentir con lo que desees. Voy a darte esta noche para que pienses si te quedarás o ya verás tú que haces.
El camino había parecido eterno hasta que me bajó frente a una casa diferente a la gran mansión que había visto antes. Esta era más pequeña, aunque no le quitaba el toque extravagante. Por fuera las paredes estaban cubiertas de plantas trepadoras llenas de flores hermosas, poseía grandes ventanales, y una piscina a su lado. El techo era de tejas, con una chimenéa al lado.
—Es de ensueño, Jeon —abrí la boca, maravillada.
—Bueno, ve a descansar.
—Nop —negué y me senté en uno de los escalones que conducía a la puerta, palmeé el concreto a mi lado para que ocupara ese lugar.
—¿Eh? —alzó una ceja, confundido.
—Que te sientes, hombre —dije obvia.
—Ay, Eun Ji, vas a acabar con la poca clase que me queda —hizo un gesto dramático y reí a carcajadas.
Se sentó a mi lado.
—Ya en serio. Quiero agradecerte desde el fondo de mi corazón que me aceptaras como soy —lo miré a los ojos, su mano se posó en mi mejilla, su tacto caliente y terso era todo lo que necesitaba en este momento—, con mi enfermedad… quiero decir.
—Joder, eres tan…
Me daba miedo lo que pudiera decir después de esas palabras.
—¿Tosca, fea, enojona, un poco bipolar, autosuficiente, enferma, ingenua…? —me tapó la boca con su mano.
—Tan tú, my lady —deslizó su mano suavemente hasta dejarla caer a mis muslos, a este punto sospecho que son su lugar favorito. Pegó su frente a la mía.
—Y eso significa que…
Jeon.
—Tú eres важньй для мне (importante para mí) —gracias al cielo sabía más idiomas de los que podía ella entender.
—Vaya, vaya, Jeon —se alejó de mí y cruzó sus brazos, alzó una ceja y me miró un poco decepcionada—. Esperaba que fueras capaz de decir lo que acabas de decir sin tanta cobardía. Hasta hablaste en otro idioma.
—¿Eh? ¿Me has entendido? —retrocedí, sorprendido.
—что несчастный (Que patético) —se burló de mí— Hay muchas cosas que no sabes de mí.
Reí, me acababa de dejar en ridículo.
—Pues cuéntamelas todas, pero mañana, ya es muy tarde —besé su frente y me levanté, le tendí la mano y la aceptó.
En el momento que supe que se había incorporado del todo tiré de ella hacía mí e hice algo a lo que le tenía ganas desde que la había conocido.
La besé.
Eun Ji no me correspondió al instante. Más bien le tomo varios segundos caer en cuenta de lo que pasaba, pero lo hizo. Y en el momento en que sus labios comenzaron a tomar el ritmo de los míos me sentí como nunca.
Era absurdo después de toda la mala fama que tenía, llegar a sentirme así de eufórico con una mujer. Algo que no me esperaba que pasara, al menos no ahora, ni con ella.
Pero ahí estábamos, comiendonos la boca, y vaya que lo hacía bien. Mi lengua y la suya luchaban por tener el control del beso. ¿La dejaría? Pues claro, a estas alturas ya me dejaba hacer cualquier cosa por esta mujer.
Estuvimos así un buen momento, ella con sus manos en mi mandíbula, afinando mis mejillas con el total control del beso, yo con mis manos en sus caderas sujetándola firmemente, hasta que el bendito aire pues… se acabó y tuvimos que separarnos.
Eun Ji.
Joder que beso más monumental. Casi me he mojado las bragas.
—Hasta mañana —dijo sin más.
—No —yo quería que se quedara, quería dormir con él, bueno… y quizás otras cosas más.
—¿Cómo que no? —agregó con un tono de risa.
—Duerme conmigo —pedí.
Jeon negó nuevamente.
—No podré hacerlo —quitó mis manos de su cuello con delicadeza.
Eso es lo que me gustaba de él. Sabía decir que no sin lastimar a nadie. Pero también sabía ser un caballero y un puto desvergonzado pervertido cuando se daba la ocasión.
—¿No? ¿Acaso voy a ser yo la que tenga que secuestrarte ahora? —bromeé.
—No es… no es que no quiera, realmente me gustaría, pero tendría que hacer un esfuerzo enorme para no follarte en cualquier rincón —admitió.
—¡Jeon! —le reproché avergonzada, mirando hacia todos lados menos a su cara, esa carita que parece tallada por los dioses.
—¿Qué, vas a negarme que es verdad? —se cruzó de brazos.
Ay Dios, ayudame con lo que voy a decir y sus consecuencias.
Pero en fin… la vida es una, y este bombón también.
Me acerqué a su oído, su respiración chocaba contra mi cuello.
—¿Y si yo te pido que me folles? —maldición, ¿mi voz siempre ha sido así de aguda?
Todo su cuerpo se tensó, y debajo del traje que llevaba se notaban los músculos bien trabajados. Me preguntaba si el resto de su cuerpo también era así de atractivo.
La respiración agitada de él cada vez se acercaba más a mi cuello.
—Que tortuoso es esto —su voz se tornó más grave, era excitante.
—Entonces no lo hagas más tortuoso aún —separé mi rostro de su oído y miré sus labios, mierda, que tentadores me resultaba ahora mismo.
No perdió más de dos segundos en atraerme de nuevo a su boca, esta vez ninguno de los dos se dejaba dominar por el otro.
Mi lengua estaba ansiosa de entrar en contacto con la suya. Sin embargo no me lo permitía. Era un beso cargado de ansías, pero era cálido, y hasta tierno me atrevo a decir. En ese beso estaba representado todas las ganas que —sin saberlo— le tenía Jeon Jung Kook.
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A las apuestas; j.jk ✔
Fanfic🌆» Yo creía amarlo, al menos hasta que apareció él. Jeon Jung Kook. Hijo del diablo y su puta madre. Lo odié desde el momento en que lo ví. Ahí, sereno, detrás de la mesa de juegos. Y yo del otro lado, ignorando completamente lo que pasaría luego;...