Slowtown // Cuatro

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𝚂𝚕𝚘𝚠𝚝𝚘𝚠𝚗

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Diario de brian, 2021
(16 años)

Recientemente ha llegado una pandemia que ha paralizado las calles gelidas de londres, todos fuimos enviados a cuarentena.

Aunque mi vida se empezo a estancar a ese momento, para mama no, ella parecia tener una vida nueva, empezo un trabajo en el que casi nunca estana en casa, y como gracias a dios bart tampoco estaba durante el dia, yo cuidaba de mi y de mi pequeña diane al mismo tiempo.

Con el tiempo, slowtown ya no era un lugar que solo visitaba por las noches, si no cuando mama no estaba cerca, Bart venía a mi habitación e incluso la bañera dejo de ser un escondite.

Apesar de todo aquello, cuando note que me gustaban los chicos, tenía poco más de quince años, nunca acuse que fuera por lo que sucedía en Slowtown. Jamás creería que las porquerías de bart fueran las causantes de aquella emoción bonita que sentía cuando veía a mi mejor amigo.

A lo largo de estos años, Bart no había ido más haya de tocar las partes de mi cuerpo mientras se tocaba a si mismo y eso no lo hacía menos malo, pero si menos doloroso para mí.

Y entonces a los dieciséis, cerca de un caluroso marzo desee que aquello que hacía antes fuera lo de siempre, el cruzo los límites que ya había roto, pero aún más, fue más haya.

Yo usaba la mayor cantidad de ropa, ya sabiendo que sin importar cuanta ropa tuviera el quitaría el broche de mi pantalón y nada más importaría.

-Bart llegará en un rato cariño- Mamá dió un beso en mi frente, acaricio mis cabellos y sonrió -Eres muy apuesto Brimi.

Lejos de alegrarme, que alguien mencionara que me veía bien me resultaba incómodo, eso era lo que Bart siempre mencionaba, me daba asco la simple idea de parecer un chico atractivo, por eso mismo incluso usaba ropa un poco aguada para mi cuerpo.

Subí a la habitacion de mi hermanita, ella ya dormia tranquila rodeada de tpdos sus peluches, era momento de poder dormir yo, inútilmente puse el seguro de mi puerta, igual sabía que el tenía llave de todas las puertas.

Solo me tire en la cama, sin siquiera remover las colchas, solo dormi, soñando con el estrés de los futuros exámenes que aunque salía perfecto en calificaciones la ansiedad siempre me agobiaba, cómo si tuviera razones aunque claramente yo sabía que no las tenía.

Entonces, el seguro de la puerta siendo removido me despertó, sabiendo evidentemente quien era solo corrí a Slowtown, aún seguía sin creer que las personas pudieran lastimar así a otros, más pequeños.

-Brimi, ¿Estás despierto?- Sus pasos resonaban por toda mi habitación, al mismo ritmo que mi corazón golpeaba mis costillas, la respiración se acelero, nunca aunque pasaran mis años y muchas vidas en una situación así, nunca me acostumbraría a todo esto, era inaudito -Hoy te enseñaré algo nuevo.

Miedo, ese sabor a metal que sientes en la boca, cómo sangre podrida, pues el olía a eso.

Por el aturdimiento de recien despertar no me moví, entonces el lo hizo, con un fuerte agarre en mi cintura mi dió la vuelta sobre la cama, me tiró y de una u otra forma, en minutos ya estaba desvestido.

Veía perdido toda la situación, el tocándose cómo siempre, diciendo cosas que si volviera escuchar de parte de alguien más seguro vomitaria, con el ya tenía ganas de vomitar, con solo saber que respiraba el mismo aire.

Hizo algo, que no me había detenido a pensar en que podría suceder, abrió mis piernas, e intento entrar, poniendo fuerza suficiente para de una sola entrar, y llore, con las lágrimas quemando me las mejillas y los gritos rasgándome, dejándome sin voz.

Se movía con una crueldad en la que solo me hacía pensar, que he hecho yo para merecer aquello, quizás cuando era pequeño fui un mal hijo, dije o hice algo, quizás nacer fue lo malo que hice.

El dolor, ese maldito dolor, y los gritos, no entendía como nadie me escuchaba, tampoco como el podía ignorar que yo lloraba.

-Porfavor, ya no, porfavor.

No había necesidad de pedir porfavor que dejara de hacer algo que no debía, no había necesidad de pedir perdón pero si eso me liberaría, eso haría, aunque, en su mirada nunca parecía pensar siquiera en dejar de hacerlo.

Estiró más mis piernas, los golpes fueron fuertes y mi trasero ya dolía.

Tan perdido llorando, llore como lo había hecho todas esas noches, llore por mi, llore por todos esos años que han pasado y he sufrido.

Se terminó todo, y se fue, cómo si nada dejando un beso en mi mejilla húmeda.

-Nos vemos, mi niño.

Con la mirada sobre nada en particular, solo el techo, nisiquiera me quería ver a mi, no quería ver mi cuerpo destruido, preferí quedarme así, dormido, dormir para siempre si me era posible.

Y al día siguiente, el domingo era mejor que nada, mamá no trabajaba ese día pero aún así, ya no me sentía bien.

Cuando desperté, mi ropa aún estaba tirada, junto con ella mi dignidad e inocencia, ya no era un niño con sueños, porque esos los destruyó él a su gusto.

Me bañé y me puse la pijama, y todo el día se fue en dormir, nisiquiera baje a comer y eso no le importo a mi madre, solo dormi.

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Yo me siento una persona muy mala, estuve investigando saben, y según algunos psicólogos las personas que hacen esto es porque están repitiendo traumas.

Es como, los pederastas probablemente sufrieron algo parecido cuando de niños, me hace sentir lastima pero el odio no se quita, porque aún así, ese niño o niña que lastimas no fueron los culpables de lo que sufriste.

Slow Town / Maylor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora