Cap. 2

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El aire es cálido a causa de la contaminación del planeta. El cielo es de un color marrón anaranjado y está todo plagado de basura. Edificios derruidos a causa de la falta de humanidad.

El edificio central está a diez minutos caminando de mi casa. Es un edificio alto, perforando el cielo con su grande estructura de vidrio negro, reseguidas por un material de blanco puro para representar la pureza de la política de Algerian.

Delante de ello hay un gran paramo de escaleras recubiertas por hierba, una hierba con un color vivaz. Es el único sitio de la ciudad que se puede llegar a ver esto. Allí es donde las familias se despiden de sus hijos. Esta está llena de personas. Familias llorando, madres entre los brazos de sus hijos deseándoles mucha suerte. En un rincón veo a la familia de Teth.

Teth siempre ha sido mi mejor amigo. Recuerdo un día en la calle que nos pasamos horas jugando con una pelota. Horas y horas haciéndome reír sin parar, me hacía broma tras broma.

Él siempre ha sido dulce y simpático. Ha estado allí cuando lo he necesitado y cada día me intentaba hacer reír sin dejarse perder por mis ocasionales días tristes. Es optimista y siempre lleva consigo una gran sonrisa positiva.

Ellos siempre han sido como mi familia, ellos cuidaron de nosotras dos al quedarnos solas.

La señora Milow me acoge entre sus brazos y apoyo la barbilla en su hombro.

- ¿Cómo estas hija? - me dice transmitiendo dulzura.

- Bien, preparada para esto - digo mientras señalo con la mirada el faraónico edificio.

En el fondo de mi ser sé que no estoy preparada para ir ni de lejos. Intento que la gente me vea valiente por fuera, quiero que me vean valiente y fuerte, pero por dentro sé que no soy valiente, ni fuerte, y ni de lejos estoy preparada para las pruebas.

Al soltarme voy directa al señor Milow y le doy un rápido beso mientras él me frota la espalda con una mano.

Él y mi padre eran muy amigos, se criaron juntos y fueron a las pruebas, pero renunciaron a ellas. Volvieron aquí, aun y así sabiendo la desastrosa vida que tendrían por delante comparado con la gloria que le ofrecían allí arriba.

Al recomponerme, aguardo a la llamada entre Teth y mi abuela, que me coge de la mano al instante en que en el edificio, en la parte superior, se ve proyectada al gobernante Alrow.

Los gobernantes Alrow son los que viven en la tierra. Claro está, en una zona habilitada para vivir en harmonía. Y los Wickens están en Algerian. Se repartieron los puestos de vigilancia para tener toda su jurisdicción bajo sus ojos.

A él se le ve un hombre fuerte, con la espalda voluminosa. Tiene el pelo corto hacia atrás, de color negro. Los ojos son de un color verdoso y los labios los tiene demasiado rectos para mi gusto.

Viste un traje de un color azul marino intenso, acompañado con una corbata gris plateado.

Al proyectarse, nos pronuncia unas palabras:

- Bienvenidos futuros miembros de esta sociedad. En unos instantes sonara la campana que dará señal de que ya podréis cruzar las puertas. Una vez dentro, subiereis a un tren que os llevara directos hacia Iris, la isla. Muchas gracias por venir.

Y así sin más nos dice que nos tenemos que despedir de nuestros lazos familiares. Mi abuela, con las lágrimas aflorando por esos ojos negros como el carbón me estrecha contra su pecho y me susurra en el oído:

- Ten mucho cuidado y no confíes en nadie. Mucha suerte - musita mi abuela en mi oreja.

Me da un beso en la mejilla y me da un colgante de planta que llevaba escondido dentro de la camiseta, nunca lo había visto antes. Me lo cuelga en el cuello y me lo meto por debajo de la camiseta. La beso en el pómulo y le suelto la mano.

- Mucha suerte Liliana - me dicen los padres de Teth.

Veo a Teth que ha avanzados unos metro más allá. Es alto y tiene los músculos un poco definidos. Su cabello es rubio apagado acompañado de unos rizos no muy definidos. Tiene los ojos verde hierba, la nariz recta y los labios no demasiado grandes.

Voy casi corriendo hacia él.

- No vayas tan rápido Teth, esperemos a ir con todo el grupo de personas - le suelto los más bajo que puedo.

- Perdona Lia - me dice el con su cálida y familiar sonrisa.

Cuando todo el grupo ya ha empezado a entrar Teth me coge de la mano y me dirige hacia la puerta de cristal, pero antes de entrar giro la cabeza y me despido por última vez de mi única familia.

H.O.P.EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora