Sus manos estaban temblorosas, su cuerpo también temblaba y sus ganas de querer irse con cada segundo que pasaba incrementaba de sobremanera.
Queria que está reunión acabe lo más rápido posible para irse a su cuarto y encerrarse por todo lo que quedaba del día. Sin escuchar el insoportable ruido de música y pasos al bailar o charlas ajenas que no le importaban en lo absoluto.
Odio estar rodeado de gente.
Pensó, sentándose junto a sus padres en la gran mesa roja con detalles dorados, aparentemente hecho de oro. Al igual que la corona de sus padres, simplemente brillante.
Bueno, no estaba yendo tan mal, no lo habían agobiado con preguntas o tan siquiera le hablaron, por lo menos y solo tal vez podría pasar desapercibido.
Tan pronto como se relajo, sintió como Miles de flashes lo apuntaban, bien, no se había dado cuenta cuando los camarógrafos y personas se acercaron a él con un micrófono en manos y una cámara a su lado.
"Príncipe Sapnap ¿podría hablarnos sobre la fecha de coronación?"
"Joven príncipe ¿Desde cuándo el reino estará a su cargo?"
"¿Cuáles serían sus nuevas normas para la protección de reino?"
"¿Ya tiene pareja?"
Mierda, estaba completamente jodido. Fue lo que pensó, mientras agachaba la cabeza, intentando no prestar la suficiente atención a las cámaras que lo apuntaban.
Tras unos diez minutos aproximadamente escucho como alejaron a los camarógrafos, para que estuvieran detrás de una pequeña barrera, pues al parecer la reunión estaba por comenzar.
Una joven de unos veinticuatro años, subió al escenario y con el micrófono cerca de la boca habló.
El el presente día tenemos a un invitado especial como ya hemos visto - Del reino de fuego, el día de hoy tenemos a ¡El heredero al trono real! ¡Den su más alegre bienvenida, al príncipe Sapnap!
Los aplausos de todos comenzaron sin parar, lo que lo hacía ponerse más incómodo de lo que ya estaba.
Sería una tarde muy larga para él.
•°•
Karl, dice papá que si no te apresuras te dará un putazo - bromeó su hermano mayor, mientras se colocaba una mochila sobre el hombro-
Sí, ya voy, dame un momento. – habló lo suficientemente alto como para ser escuchado. –
El más bajo se dispuso a bajar las escaleras lo más rápido posible, pues su hermano tenía razón. Si no se apuraba llegarían tarde.
Al llegar a la puerta fue jalado de manera algo brusca por el de polera roja, quien corría rápidamente y el más bajo intentaba seguirle el paso.
A los pocos minutos llegaron a su escuela, las miradas se posaron en ambos chicos, increíblemente bellos. Aunque uno de ellos se sentía incómodo con las miradas sobre él.
Yo te acompaño hoy –
Ya te dije que ellos no me van a hacer nada Roier, no tienes porque preocuparte –
Y yo ya te dije que esos alfas culeros no me dan una buena espina, punto – dió por finalizada la conversación, llevandose a su hermano –
Que puedo decir, cuando esos dos se juntaban se encerraban en su propia burbuja, sin importarles como los veían los demás.
Y tampoco se fijaban en las miradas deseosas de los alfas, betas e incluso omegas de los que se rodeaban.
Tampoco se daban cuenta de las feromonas que soltaban, no de cuan dulces eran ni tampoco de las miradas enojadas de un dos alfas y un beta.
No puedo creer que sean tan despistados cómo para no darse cuenta del dulce olor que sueltan – el de máscara hablo –
Pues así son, igual de pendejos mien – respondió el Mariana, sobre su amigo, el más despistado.–
Una vez le dije a Roier sobre lo de su olor y me mandó a la verga, diciéndome que "son puras mamadas" – comentó el beta, con un pequeño tono de molestia –
"No puede ser que hayan personas tan distraídas como estos dos"
Pensaron los tres, sobre los omegas castaños, quienes reían a la entrada del aula.
•°•
Bueno, tenía muchas ganas de escribir algo así, de echo lo tenía preparado hace una semana¿- más o menos.
Pero me encantaba la idea y tenía que hacerlo si o sí. :)
Bye! <3
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The King | Karlnap
FanfictionEl joven principe del reino de fuego ¡El heredero al trono real! ¡Den su mas alegre bienvenida, al principe Sapnap! Fue lo que se escucho por todo el pueblo, en lo que el castaño terminaba de barrer el piso. ¿Karl, ya terminaste de limpiar? Papi Lu...