Extra #2

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La salina brisa de una fresca madrugada en la playa acariciaba el rostro del joven omega que aún presenciaba aquella deteriorada fogata cuyo fuego apenas se mantenía. Las olas rompían de fondo, y todo parecía estar en tranquilidad. 

Sin embargo, no todo lo estaba.

Minjae lograba percibir rastros de una titilante preocupación que procuraba ser enterrada. Una preocupación inestable a la que, en vano, se trataba de ocultar. Ese sentimiento provenía de Sungtae; lo sentía pese a su escasa intensidad. Sentía ese pequeño miedo, esa leve incertidumbre que revoloteaba en su hermanastro mayor. 
Porque así era él.

Él percibía cosas más allá de lo que el resto normalmente lograba captar. Minjae detectaba sentimientos escondidos, deseos reprimidos, personalidades ocultas y hasta ciertas condiciones en omegas o alfas. Y todo porque era un ser altamente sensitivo. 

—Hay algo que comenzó a preocuparte —señaló—, ¿quieres hablar?

Sungtae estaba echado sobre una manta que cubría una pequeña porción de arena. Miraba el estrellado cielo nocturno con sus manos enlazadas por debajo de la cabeza, mientras reflexionaba un poco sobre su vida al estar el ambiente tan calmado y silencioso.

Minhyuk y Hyesun ya se habían marchado hacia la casa, por lo que solo quedaron ellos dos, compartiendo la tranquilidad de una noche de verano en aquella playa privada.

—Todavía no me creo que Shira y yo seremos padres —dijo—. La odiosa leona está esperando un bebé mío, ¿comprendes? ¡Tendré un bebé de Shira! —exclamó incrédulo y se echó a reír. Minjae sonrió y negó con la cabeza con diversión—. Ay, ¿quién lo diría? Tantos años odiándonos, llevándonos como perros y gatos, y míranos ahora, esperando un bebé juntos. Tan lindo todo, pero se me hace tan irreal, hermano, tan… tan… Ay, no sé, me da unas tremendas cosquillitas en la pancita cada vez que lo pienso. Y tú sabes que me emociona el que ella esté embarazada. Claro que me emociona, pero luego, no lo sé, me pongo a pensar en… Bueno, tú sabes que yo amo llevar esta clase de vida, de tomarnos todo a la ligera… nuestras salidas… nuestras escapadas, nuestras travesuras… Siempre hemos sido tan unidos nosotros y, no sé, me da un poco de miedo que todo eso se acabe… de perderme de ustedes… bueno, de ti, Minhyuk ya me da igual. A ese zopenco ya lo perdimos de hace rato por la culpa de Hyesun.

Minjae, abrazado a sus piernas flexionadas a la altura de su pecho, dejó huir una ligera risa por el último comentario.

—Tan tierno mi alfa favorito. Tan lindo… Me das náuseas, Sungtae, náuseas. Mira si te vas a preocupar por esa bobada. Las cosas van a cambiar naturalmente con la llegada de tu crío, pero te aseguro que pase lo que nos pase, siempre seguiremos encontrando la manera de hacer de las nuestras. No te preocupes, y tampoco seas tan duro con el mequetrefe de Minhyuk. Yo, la verdad, prefiero que se quede leyéndole cuentitos a Hyesun en vez de tenerlo sufriendo con nosotros.

Sungtae se deshizo en una carcajada.

—Me dices que no sea tan duro con Minhyuk, pero tú eres igual con Hyesun. Está bien que ella no sea como nosotros, pero tampoco la trates de nenita chiquita. O sea, ya está hecha toda una mujercita mi nena.

—Y bueno, si Minhyuk me dijo que suele quedarse con ella hasta hacerla dormir, yo me lo imagino leyéndole cuentitos, ¿qué quieres que te diga? —dijo Minjae, encogiéndose de hombros con cierta gracia en su sonrisa. 

—Con lo grandecitos que están, yo creo que ya van por otro lado, cariño. 

—No seas estúpido. Minhyuk no se atrevería a tocarla.

—Ay, solo estoy bromeando. Dios mío, relájate… ¿o es que acaso estás celoso? —se burló, recargándose sobre sus codos mientras se volteaba hacia Minjae, echándole una mirada socarrona.

SUBLIME DOMINACIÓN. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora