Una tarde que luce perfecta.
Sería el primer pensamiento de cualquier persona que ama el ver como resaltan los colores brillantes entre naranjas rojizos y amarillos que los arboles presumen dentro de la danza que practican antes de caer al suelo a causa del viento otoñal.
El aire fresco de la tarde estaba a la temperatura exacta para refrescarle los pensamientos a cualquiera, pero sobre todo, tenía la velocidad justa para arrancar aquellos no necesarios, mi cabeza podía ser un lío, pero el aire tenía el susurro perfecto para mí.
Disfrutaba estar sola, y me gustaba el parque a esta hora del día. Todo iba en un perfecto clip musical que cualquiera se arma en la cabeza, pero, esa distracción me costó.
Había estado tan absorta en el mundo real que había ignorado por completo el camino que había tomado, me había ganado el susto de mi vida al chocar con una pequeña criatura de no más de 80 centímetros. Tenía un precioso suéter azul y un gorro rojo de lana.
Sería una enorme mentira decir que mi corazón no seguía latiendo de forma frenética después del susto, aún había una sustancia segregada de pánico en todo mi cuerpo. ¡Mierda! Respire profundo a la par de parpadeos continuos que deseaban borrar cualquier cosa que no fuera real.
Pero no. No estaba alucinando nada.
¿Estás bien?- pregunté con apenas un hilo de voz.
El pequeño niño tenía las mejillas llenas de lágrimas, su piel pálida dejaba ver las pequeñas manchas rojizas que pintaban su nariz y pómulos, por el frío o por el llanto.
No contestó, por lo menos no verbalmente, sus pequeños brazos se estiraron y su cabeza volvió a mirar en dirección al suelo.
Quería que lo cargara y eso no ayudó a mis sentidos.
-¿Te has perdido?- volví a repetir, pero como respuesta, un pequeño ruido de su garganta y de nuevo la acción que pedía fuera levantado en brazos.
Miré todo el lugar, pero parecía que las únicas almas aquí éramos nosotros, ambos estábamos perdidos, y yo no podía dejarlo solo y asustado. Cogí al pequeño con un poco de miedo, pero en cuanto él se sintió seguro, se aferró a mi cuello con sus pequeños brazos y entonces susurro…
-Pepa. - tenía un tono de voz que me lleno de ternura y a la vez, me dio confianza.
-¿Te llamas Pepa?
-Yo no Pepa- contestó después de un hipo de llanto.
-¿Cómo te llamas?- la pregunta parecía haberle interesado, porque me había mirado a los ojos y respondió.
-Yo Adoni.
-¿Eres Andoni?
-Sí.
-¿Quién es Pepa?- pregunte con interés.
- Yo no quielo. Pepa malo
-¿Qué te hizo?
-Comio totolate mío.
-¿Dónde está Pepa?Nuestro gran avance entre palabras incompletas o pronunciadas en su basta experiencia de aproximadamente 3 años de vida, quedó ahí, negó ante mi pregunta y volvió a esconderse entre mi cuello y mi cabello.
-Andoni, escucha, podremos ir a comprar un 'totolate' pero debemos encontrar a tus papás. Debemos encontrar a...
Mis palabras quedaron justo enmedio de mi garganta.
El cabello brillante y dorado de aquel chico jugaba al ritmo del aire que hoy tenía Bogotá.-¡Ahí estás!- la suave y varonil voz del chico se filtro para Andoni y para mí, el efecto fue distinto mientras el pequeño aferró su anatomía a la mía, yo me sentí nerviosa con simplemente mirarlo.
-¡Qué susto!- repitió al estar cerca de mí.
Pero entonces, mi yo protector me pidió la protección absoluta ante el miedo de Andoni.
-¡Alto!- pronuncie alto mientras retrocedía.- ¿Quién eres?
Su mirada pasó de manera rápida en mí, cambiando su gesto de angustia por uno de curiosidad y un poco de disgusto.
-¿Quién eres tú?
-Soy ____.
-Pues, yo soy Felipe.Vaya forma de presentarse.
-Y vine por Andoni- culminó.
-¿Tú eres su...?Hermano mayor, por favor, que no diga papá, el chico es un sueño. Mi sueño.
-Soy su niñero.
-Su ni... - ¿qué?Afortunadamente Andoni mostró resistencia aferrando sus brazos a mi cuello, respirando a marchas forzadas ante el reflejo de llorar.
-¡No! Pepa.
-Lo siento, pero no puedo asegurar que Andoni te conoce. El pequeño quiere a Pepa.Tal vez estaba un poco loca, pero también sabía que sus mejillas de Felipe se habían teñido a la par que su mano derecha rascaba su nuca y miraba atentamente el suelo, como si fuera la cosa más interesante.
-Es... Es mi apodo.
-¿Tú eres Pepa?- dije al borde del colapso.
-Sí, soy yo.Mire a Andoni quien parecía atento a nuestra charla y luego, sacó su lengua y produjo una especie de sonido de desagrado al inflar sus mejillas y expulsar el aire.
-Andoni, deja de ser grosero.
-Tú, goselo.Dijo con rabia y luego escondió su rostro en mi cuello produciendo una extraña risa en mí.
Por instinto cerré los ojos conteniendo la carcajada que me producía su respiración y lágrimas de Andoni en el cuello.
Al abrir mis ojos la sangre se me helo a la par que los latidos de mi corazón iniciaron una guerra desenfrenada con mi caja torácica.
Ahí estaba él, con su preciosa barba de días, cuidada y rubia, sonriendo con ternura y su mirada envolviendome.
Me sentía pequeña.
En un único parpadeo consiguió hacerme sentir un mundo de energía que no se parecía a ninguna otra experimentada.
-Andoni es hijo de mi primo, me lo han dejado en casa, pero el chino es un poco rebelde. - explicó
-Es... Muy pequeño aún. - trate de justificarlo, aunque la realidad es que habíamos iniciado una conversación que yo deseaba que continuará.
-Comio mi totolate- dijo el pequeño Andoni girando mi rostro para que le prestará atención.
-¡No chino, ese chocolate era mío!
-¡Nooo, mío!
-¡Qué va!- negó- El chocolate era mío, pero se siente con derecho de todo, se lo ha robado y comido entero, luego se escapó.
-¡Feo Pepa! - dijo xob molestia el pequeño.
-Feo tú- respondió como una criatura y luego le sacó la lengua, lo cual me llenó de ternura.
-¿Pepa es feo? ¿Velad?- cuestionó el alma joven entre mis brazos.¡Una pasada! No puedo decirle que Felipe es el hombre más guapo que he visto, y tampoco feo.
-¡Hey, Andoni! ¿Quieres ir a comprar el totolate que te prometí.
-¡Síiiiiiií!
-¿Cuál chocolate?
-Disculpa, Pipe- dije con toda la calma del mundo, hasta que note que miraba con sumo interés directo a mi rostro, sentí los colores subir por lo alto.- Felipe- corregí- Le he prometido a Andoni que iríamos a comprar un chocolate. ¿Crees que se pueda?
-¿Puedo ir también?- dijo a media sonrisa.
-Sería un verdadero placer.
-Entonces vamos.
-Pepa- dijo un Andoni muy sonriente- ¿___ es bunita?- preguntó con inocencia.
-Muy, muy bonita Andoni.Y entonces el chino sonrió con fuerza.
-Sí, o sé. - dijo con su lengua a medias y una genuina sonrisa que no borro ni al bajarlo de mis brazos.
-Vamo, ahola.
-Sí, Andoni, vamos.Dijo Pepa mirándome con ternura.
Ese día, conocí lo que era el amor a primera vista, por culpa de un chocolate y un crío perdido.
Felipe era el hombre, más guapo que había conocido.
No parecía haber conocido a una persona, parecía que había reencontrado a alguien que había esperado toda la vida.--*--
Creo que podemos tener una segunda parte... ¿Ustedes que dicen?
😜💜
-SHS