Analizó la situación lo mejor que pudo. Por suerte estaba preparado para estos casos. Tomó su mochila y metió en ella lo más indispensable, tomo un abrigo con capucha se lo puso y cubrió su cabeza con esta. Tomó a Sheldon ignorando el maullido de protesta, pero él también estaba acostumbrado a estas cosas, rápidamente se acomodó en el gran bolsillo del abrigo diseñado solo para él.
Ya listo, y con la adrenalina a mil, salió del departamento en dirección a las escaleras y mientras las bajaba, recordaba su protocolo de escape. Y a la vez, con todas sus fuerzas trataba de evadir las ideas de una posible captura.
¿Qué sucederá si me atrapan?
Apretando las llaves en la mano, se concentró en que tenía que llegar a la moto que estaba estacionada en el patio del edificio, por suerte ese lugar tenía muchas vías de escape. Al llegar a una de la salida, se aseguró de que el perímetro estuviera despejado, la moto no se encontraba a más de dos metros de distancia del punto en el que me encontraba, y el estacionamiento estaba lleno de autos. Observó a su alrededor. Nada.
Rápidamente se deshizo de la cadena de seguridad y la dejó tirada en el suelo de maicillo, se aseguró el casco, se montó en la moto y la puso en marcha, pero en ese momento escuchó movimiento. Las ruedas hicieron un pequeño derrape antes de tomar velocidad, y se dirigió a la salida más cercana.
Al cruzarla sin problemas se sintió un poco más seguro, pero no bajó la guardia, no sabía cuántos eran ni de qué forma le perseguirán, lo único que sabía era que tenía que llegar a la avenida más cercana donde se podría mezclar con los autos que aún circulan a esas horas.
Los podía sentir tras de él. Eran más de uno, pero no saber el número exacto lo ponía más nervioso.
Solo un poco y seré libre.
Pero a dos cuadras de su libertad, se vio acorralado por un hombre corpulento y tras de él dos camionetas negras que le cortaban el paso. El instinto de frenar se le pasó por la mente, pero no podía. Había una pequeña abertura por el borde derecho de la calle y aunque saliera otro tipo de la nada, no sería el primero al que le pasara por encima en alguna de mis huidas.
Pero se concentró tanto en lo que tenía frente a él, que descuidó su franco izquierdo. Lo sintió como un chirrido y luego como un estruendo. Todo pasó demasiado rápido que no le dio tiempo a esquivar el impacto.
Fue embestido por un auto negro. El crujido metálico del choque fue lo único que reconoció y su cuerpo fue lanzado a varios metros por el suelo, el mayor daño lo llevó su espalda, rompiéndose algunas costillas en el derrape. Su cabeza rebotó contra el asfalto frío y escuchó un crujido, tal vez fue el casco, tal vez fue su cráneo. De lo único que fue consciente, era de algo líquido y caliente que corría por su oreja y bajaba por mi cuello. Dentro del aturdimiento pensó en Sheldon y rogó por que no hubiera sufrido daño. Giró la cabeza como pudo en dirección a las luces que le cegaban y volvió escuchar el chirrido de un auto en marcha.
Sheldon se revolvió en su bolsillo y le clavó las uñas, lo que le hizo reaccionar y sin saber cómo puedo evadir el impacto del vehículo y quedó sobre la vereda. Estaba de pie y le dolía todo, le costaba respirar y sentía dolorosas puntadas alrededor de la caja toráxica. Estaba completamente perdido.
Este es mi final.
Eran más de cinco, tal vez ocho sujetos. Sentía la boca espesa y le sabía a sangre. Sentía un dolor punzante sobre el oído izquierdo y sentía que algo lo asfixiaba. Se sacó el casco, como creía, estaba roto. La cabeza le palpitaba y le ardía, agradeció el aire frío de la noche.
Con la vista desenfocada observó al sujeto más cercano a él. El reluciente crucifijo de plata que colgaba de su cuello y reposaba en la mitad de su torso le hacía tener una idea de quienes se trataban.
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Blutsauger ~ Sangre Eterna ~ Primera parte ~ Brujería.
FantasíaLa naturaleza puede vivir sin el hombre, pero el hombre no puede vivir sin la naturaleza. Con una coexistencia entre las fuerzas de la cosmovisión. El pueblo mapuche sigue en resistencia; la tierra no es nuestra, somos parte de ella, cuando la gente...