Enamorada del Príncipe de Slytherin | Draco y Tú

Capítulo 2

Estaba en las tres escobas pidiendo una cerveza de mantequilla cuando escuche que Hagrid le decía a Harry que lo esperaba en la su cabaña a media noche, lo que significa que es algo importante ya que los estudiantes tenemos prohibido salir en la noche.

Justo a media noche después de salir a escondidas del castillos, vi como Hagrid junto con Madame Maxime se adentraban en el bosque prohibido seguidos de Harry usando su capa de invisibilidad, tardamos cerca de 15 minutos en llegar hasta un claro en donde lo que vi me sorprendió, había 4 dragones, cuatro bestias gigantes que escupen fuego, o al menos una de ellas.

- ¿Qué razas son? – le pregunto Hagrid a un muchacho pelirrojo, podría jurar que es uno de los hermanos Weasley.

- Tenemos un Colacuerno húngaro, un Galés Verde, un Hocicorto Sueco y un Bola de Fuego Chino – los fue señalando uno a uno mientras que los mencionaba.

- ¿Charlie, sabes que tendrán que hacer?

- No debería decírtelo frente a ella, no sabía que la traerías.

- Solo pensé que le gustaría verlos.

- Vaya romántico que eres, creo que tendrán que burlarlos, nos pidieron específicamente que fueran hembras en periodo de incubación aunque no estoy seguro de porqué.

- Gracias Charlie, espero verte pronto.

- Lo mismo digo.

Sé que soy de las personas a las que más odia Draco pero también sé que somos de la misma casa y si algo tenemos en común todas las serpientes es que somos ambiciosas, por lo que me dedico a buscar a Draco por toda la escuela hasta que lo encuentro a orillas del lago negro.

- Malfoy

- ¿Qué quieres, Lupin? – si no me equivocaba en su rostro se pueden ver lágrimas secas.

- Dragones

- ¿Quieres un dragón? ¿Y a mí que me importa que quieras un dragón?

- No quiero un dragón Malfoy, tu primera prueba son dragones – su cara palideció.

- ¿C-cómo lo sabes?

- Seguí a Potter y a Hagrid en el bosque prohibido.

- ¿Por qué lo haces? ¿Por qué ayudarme o siquiera hablar conmigo? – dijo mientras se hacía a un lado para dejarme sitio en la roca donde estaba sentado.

- Soy Slytherin, ambiciosa por naturaleza, quiero que nuestra casa gane Draco, incluso si nunca he sido bien recibida en ella yo no elegí estar en esta casa, el sombrero lo hizo por mí, como lo ha hecho por todos y estoy orgullosa de pertenecer a ella.

- Bien pudiste quedar en Ravenclaw con todos los libros que te tragas – había sorna en su voz, por lo que me reí.

- Podría sí, pero para tu mala suerte no lo hice – dije golpeándolo suavemente en el hombro.

- Lo siento Lía - nunca imaginé a Draco Malfoy pidiendo disculpas.

- ¿Acaso es Draco Malfoy pidiendo una disculpa? – Dije para aligerar el ambiente – Algo grande está pasando en el mundo mágico.

- ¿Sabes que tendré que hacer? – Viendo mi cara de confusión, siguió hablando -Con el dragón me refiero.

- Burlarlo, además mencionaron que eran madres en periodo de incubación lo que significa que son más agresivas pero también significa que probablemente tendrás que robar un huevo.

- ¿Para que un huevo?

- Son inteligente no adivina, si verdaderamente quieres saber pregúntale a la profesora Trelawney aunque todos saben que no tiene nada de adivina – Draco se soltó a reír a carcajadas.

- ¿Me ayudarías con las pruebas? Sé que nunca te he tratado bien, tres años de martirio pero eres la más inteligente de la casa y la única a la que parezco importarle un poco – su tono era de súplica y aunque tenía razón en que nunca me había tratado bien, siempre he podido ver a través de su pantalla de chico malo.

- Con una condición.

- La que quieras.

- No me llames traidora a la sangre, por favor, no sabes cuánto lo odio – de todo lo que ellos me decían para mi ese apodo era el peor.

- Trato, pero no puedo hacer que los demás dejen de hacerlo – solo asentí – No puedo dejar de pensar que es lo que pasó como llego mi nombre al cáliz

- Tienes un enemigo Malfoy, alguien no quiere que sobrevivas otro año aquí.

- No eres de mucha ayuda, ¿Puedes distraerme? - enarque una ceja - Cuéntame de ti, creo que pasaremos algo de tiempo juntos.

- ¿Por qué te interesa? – su petición verdaderamente me tomó por sorpresa.

- Porque de toda la casa de Slytherin eres la única que notó que yo no puse mi nombre en el cáliz, la única que me dijo de que se trataba la prueba y la única que me ofreció su ayuda.

- Solo si me cuentas de ti después – asintió.

- Me parece justo – dijo.

- Mi padre conoció a mi madre cuando realizaba unos encargos para la Orden del Fénix ella trabajaba en un local al que mi padre acudía mucho, después me confesó que solo lo hacía por verla, poco tiempo después nací yo, y cuando lo hice mi madre murió, mi padre se hizo cargo de mí siempre, aunque a veces le era difícil, hasta el año pasado que falleció por defender a Sirius, los dementores no le tuvieron piedad.

- ¿Con quién te estas quedando ahora?

- Con Sirius, después de todo él es mi padrino también.

- Así que tú y Potter viven juntos – inquirió levantando una ceja.

- No, él sigue viviendo con sus tíos y yo no le caigo muy bien.

- ¿Tú mamá supo de la magia?

- Sí, ella pensaba que era lo mejor que le podía pasar a su hija ya que tendría más poder que un muggle y podría defenderme, me gustaría haberla conocido, ahora cuéntame de ti.

- Mis padres se conocían desde chicos y se casaron por el simple hecho de ambos ser sangre pura, nací yo y aquí estamos.

- ¿Tu mamá aceptó a Lucius aunque fuera un mortífago?

- No le quedaba opción alguna, cuando se enteró de que él era mortífago ya estaba embarazada de mí, y aceptó quedarse sabiendo que estar de su lado era la única opción para que yo estuviera seguro, así que ella también se convirtió en mortífaga.

- ¿Tú? Eres... - no podía creer todo lo que decía,

- No, pero algún día lo seré.

- Podrias huir – propuse.

- Jamás dejaría a mi madre.

- Dices que serás mortífago, eso significa que él va a regresar ¿No es así?

- Sí, ya comenzó, la marca tenebrosa en el partido de quiditch no es casualidad Lupin.

- ¿Irás a la guerra por protegerla?

- Es tarde, vamos a dormir – contestó evitando la pregunta

Caminamos juntos hasta la sala común, nadie dijo nada pero el silencio no era incómodo, talvez haya cambiado algo, cuando nos íbamos a separar para dirigirnos a nuestras habitaciones lo detuve.

- Mañana te veo en la biblioteca a las 4 de la tarde - asintió

- Buenas noches Lupin – sonrió de lado.

- Buenas noches Malfoy – dicho esto nos fuimos cada quien a su habitación, quien diría que me podía llevar bien con la serpiente rey.

Segundo capítulo listo