2. Dedos ansiosos

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Tus cosas ya me están cogiendo polvo, lo cual es señal de que cada vez las limpio menos con mis dedos ansiosos de pasado seguro. De casa, o al menos la única que yo conocí fuera de la mía propia.

Un día escribiste que siempre me querrías. Que amabas cada pequeña parte de mí, hasta mi piel y mi risa. Ahora dedico el tiempo a pensar en que momento aquello empezó a parecerte mentira. En cual ya no me acompañaste la risa, y no hablo solo de labios si no también de pupilas. 

Ruido InternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora