El pequeño consejero de la estación

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7:50 Am...

Esperaba sentada en un banco de madera del andén a que el tren llegara con destino a España. El aire frío de invierno me helaba el puente de la nariz y pequeños copos de nieve caían delicadamente del cielo.

Distraídamente dejé caer mi cabeza hacia atrás dejando que mi largo cabello negro reposara mientras suspiraba y cerraba los ojos.

-Hey..tu- escuché un susurro a mis espaldas. Abrí los ojos y miré a mi alrededor- ¡Aqui!- miré detrás del banco y me encontré con un pequeño ser de no menos de unos 20 centímetros de altura. Me miraba con unos ojitos azules y vestía un atuendo verde parecído a las hojas de los árboles. Sus orejas eran largas y puntiagudas al igual que sus marones zapatos y un gorro en punta con una cascabel en el final adornaba su cabeza

- ¿Que esperas? ¡Sígueme!- dijo agitando una mano y corriendo a un extremo del andén. Allí se paro y me miró esperando a que lo siguiera. Con duda me acerqué a el.

-¿Que pasa?- pregunté con duda viendo como se quedaba mirando un punto al frente sin decir nada.

-¿Que no lo ves?- cuestionó con su voz aguda- Allí adelante- señaló con un dedo. Miré en esa dirección y vi un hermoso espectáculo de luces de color blanco y azul. Parecía mágico, como un millón de hadas en una hermosa danza. Miré hacia arriba notando que era de noche y las estrellas adornaban el cielo oscuro.

-¿Y a donde vas Ary?- me voltee a ver sorprendida al pequeño ser que se sentó cómodamente en el borde del andén viendo las hadas. Me confundió que supiera mi nombre pero no pregunté y respondí con algo de tristeza su pregunta.

-Pelee con mi madre y huí de casa. Pienso irme a España para alejarme de ella.

-¿Te escapaste de tu casa y piensas irte solo por haber peleado con tu madre?- preguntó confundido el pequeño ladeando su cabeza.

-Bueno, ella yo solemos pelear más a menudo últimamente. Antes solíamos jugar con mi padre y eramos muy felices. Sin empargo...- un nudo se hizo en mi garganta al recordar aquello que traté de reprimir por tanto tiempo. Solo que esta vez no me contendría, por alguna razón, ese ser de allí le otorgaba confianza- ..un día mi padre y mi madre discutieron. Mi padre goleó a mi madre y lego se fue de la casa y nunca más volvió... Mi madre se volvió fría y cortante luego de eso y normalmente peleamos por cualquier cosa...por eso..-sentí picar mis ojos amenazando con llorar- decidí irme para acabar con todo esto..

Sentí unos pequeños y delgados brazos abrazarme con cariño y sonreí.

-No te preocupes, aveces, la cura para los problemas no es huir de ellos. Sino intentar solucionarlos- dijo en tono cariñoso y amable. Sus palabras me hicieron reflexionar ¿Y si de verdad tenía razón? ¿Debía irme o intentar hablar con mi madre?- Recuerda bien Ary, siempre hay una solución mejor que huir. Siempre puedes encontrar la cura para arreglar cualquier problema- su voz comenzó a ser lejana.

Derrepente escuché un fuerte ruido. Abrí los ojos rápidamente encontrándome en el banco. El ruido volvió a sonar y esta vez lo distinguí como el pitido del tren que comenzaba a irse.

-¡Esperen!- grité y comencé a correr detrás con mi maleta. Por más que intenté alcanzarlo o detenerlo con mis gritos ya era tarde. Se había ido. Miré al tren alejarse pero extrañamente no me sentía molesta o triste. Al contrario, estaba feliz y mas animada.

Con una sonrisa me voltee sobre las vías y comencé a caminar de vuelta.

7:51 am.....es hora de volver a casa.

Fin...

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