Cambios

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¡Hola!

Dejo que lean. Como siempre, dejaré notas finales.

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Narración por Sasuke

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Dicen que cuando viene un momento difícil, toda tu vida empieza a pasar frente a tus ojos. No creí eso, hasta que sencillamente mi subconsciente empezó a jugarme en contra, y parecí perder a quienes más amaba.

Memorias perdidas empezaron a mostrarse frente a mí.

Recuerdo que, siempre que Itachi iba a la empresa a aprender sobre el negocio familiar, yo me quedaba en casa hablando con madre, y nuestras charlas siempre tenían el mismo proceso:

Me quejo.

Me deprimo.

Mikoto me regaña por ser tan pesimista.

Me alegra y me invita a comer algo, o sencillamente me recuerda que soy un Uchiha, que no debería preocuparme por sentirme inferior en mi familia cuando todos somos iguales...

Era un don que solo podía tener ella, armonizar todo el hogar con una sonrisa, o una mirada estricta. Le admiraba porque podía controlar a tres lobos feroces y competitivos, sin siquiera gastar el aliento, sino sólo actuar con dictadura.

Por el lado paterno, Fugaku era estricto y soberbio, pero siempre que hacía algo bien me premiaba indirectamente, y es que muy tarde comprendí que cada detalle era en realidad una felicitación por haber acertado en la técnica para el desarrollo de la empresa.

Recuerdo muchas veces en la que me aconsejó para que fuera mejor persona, o, según sus propias palabras, ser mejor que él; eran charlas en las que sabía que lo que decía era real, pero él no lo ponía en práctica.

Esa sensación...

Ese dolor en el pecho...

Es como si dieran un golpe justo en el diafragma...

Los gritos distorsionados de todos a mi alrededor...

El sonido de la interferencia en el teléfono en mi mano...

La mirada perdida de Sakura a mi lado...

La respiración entrecortada y ahogada de Itachi...

Las lágrimas silenciosas de Izumi mientras apegaban a Sekigan a su pecho...

¿Y ahora qué?

¿A dónde debía ir...?

No.

No soy así... ¿Pero...? ¿Qué debo hacer...?

–Itachi –murmuré, reuniendo todas las fuerzas posibles, únicamente para poder levantarme del suelo, pues, sentía como las rodillas estaban ancladas al piso, no querían moverse, se me estaba haciendo imposible levantarlas... no podía reaccionar.

Me había dejado caer, y sentía la humedad de la tierra calar mis huesos.

–Debemos ir... ahora...

– ¡Carajo! Reaccionemos de una maldita vez –gritó Sakura, negando con la cabeza y caminando hacia mí, tomando mi teléfono y saliendo de la llamada ya terminada.

En un momento todos activamos la opción de localizador, por nuestros teléfonos móviles podíamos saber dónde estábamos, esto favorecía muchas y pese que en algún punto lo vi inútil e incluso obsesivo, ahora veía que era lo mejor.

Una Nueva Realidad: Vida de DivorciadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora