Bromas hirientes 𖧹 Descalificar
Robert abrió los ojos seguro de que había tenido un sueño bonito. No lo recordaba muy bien, pero estaba seguro de que Gavi estaba ahí; estaban en un campo lleno de flores en mitad de la tarde, en esa hora que hace que todo se tiña de dorado. Solo recordaba haber visto a Gavi hacia arriba, como quien mira el cielo y nada más. Un toque de melancolía lo invadió al no poder recordar más de eso, pues seguro hubiera de recordar el sueño, este hubiera dejado una suave sonrisa en su rostro por el resto del día.
Se giró en la cama para encontrarse con el rostro apacible de su alfa aún dormido, y quizá por los sentimientos que tenía tan a flor de piel, el contemplarlo así, dormido e indefenso lo hizo sentirse maravillado; maravillado de que ese chico tan guapo y bueno fuera su pareja, que entre todos los omegas del mundo lo eligiera a él. Con una pequeña sonrisa se acercó a dejar un beso en su frente antes de levantarse de la cama e ir a preparar el desayuno para ambos.
Él y Gavi llevaban juntos cerca de dos años, de los cuales los últimos seis meses los habían pasado viviendo juntos en la casa que había sido de Robert y ahora con gusto llamaban de ambos; pues a fuerza de la costumbre cada espacio, cada recoveco del lugar había pasado a ser de ambos, a reflejar su personalidad entremezclada hasta un punto en el que no eran Lewandowski o Gavi, eran Lewandowski y Gavi.
Por años Robert pensó que nunca encontraría pareja, pues era un omega que ni siquiera lo parecía: era alto, musculoso y fuerte. Si bien era una persona tranquila y cariñoso con sus seres queridos también era independiente y había aprendido a valerse por el mismo, aunque eso no dejaba de lado toda esta idea implantada en su mente a base de repetición que le dictaba que un omega solo era pleno cuando encontraba un alfa con el cual pasar el resto de sus días, y el nunca encontrarlo era algo que lo asustaba, pues la soledad absoluta no era idea grata.
Pero entonces apareció Gavi. Robert tenía 34 años cuando lo conoció y Pablo apenas llegaba a los 23. Al igual que él, Gavi no parecía mucho un alfa en cuanto a físico, pero en personalidad dejaba en claro que era un dominante. Conectaron al instante y por ese par de años compartieron la cancha y un noviazgo que, según todos, era la personificación de la cursilería.
Y es que Gavi era prácticamente el alfa perfecto: era atento, era amable, cariñoso, respetuoso. Era su mejor amigo a demás de su pareja y eso era todo lo que Robert podía esperar de una relación. Lo amaba tanto que ya no podía ver su vida sin él a su lado. Y es que todo con Gavi era perfecto. Bueno, casi todo, y es que él...
-Buenos días, anciano- Dijo Gavi a modo de saludo mientras se acercaba a Robert para dejar un beso en su mejilla.
Robert suspiró.
Sabía que no era más que una broma cuando lo llamaba de esa manera, que incluso podría considerarse un mote cariñoso, ya que en realidad ni siquiera era tan mayor a pesar de los 11 años que los separaban. Pero es que en realidad lo hacía sentir incomodo cuando lo llamaba de esa manera, pues solo fomentaba más sus inseguridades respecto a lo que debería tener a su edad alguien de su casta y él no obtenía.
Y el problema es que no solo lo había llamado de esa forma, pues a la lista de apodos ofensivos y bromitas dolorosas podía agregar cuando lo llamaba "mi omeguita fallado", cuando pasaban junto a grupos de omegas y Gavi preguntaba "¿Con cual quieres que te engañe?" para después proceder a reírse y besar su mejilla, repitiendo una y mil veces que era una broma, que jamás lo cambiaría ni por el omega más codiciado del mundo.
Pero eran solo eso: bromas.
-Buenos días, amor- Respondió Lewan sacando de la sartén hotcake que había preparado y poniéndolo en una ordenada pila junto a los demás.
Se apresuró a servir en dos platos un par de hotcakes junto a una porción de fruta picada, dejando el resto para el día siguiente, aunque seguramente esos tendría que comerlos él, pues Gavi detestaba que guardara la comida de un día para otro y era entonces cuando hacía esas pequeñas bromitas sobre que era un omega fallado, uno con el cual sería difícil casarse.
Ambos comenzaron a comer en silencio, simplemente disfrutando de la comida cada quien sumergido en sus pensamientos, al menos hasta que Gavi habló de nuevo.
-¿Cuántos partidos te quedan antes de retirarte? - Preguntó el chico a pesar de saber muy bien la respuesta.
Robert hizo un mohín, pues no le agradaba demasiado hablar del tema; lo hacía sentirse triste. Durante toda su vida había sido futbolista, no sabía hacer nada más que jugar futbol, y el tener que retirarse a pesar de que aún podría jugar algunos años más estaba siendo difícil, pero era una decisión que había tomado junto a su pareja: se retiraría para poder dedicarse a otras cosas, se casarían, con suerte tener un hijo y poder cuidarlo a tiempo completo.
-Dos- Respondió untando de mermelada de fresa su ultimo hotcake.
Quizá ya no estaría más en el terreno de juego, pero con suerte si es que el bebé llegaba pronto, en unos años podría dedicarse a ser director técnico y así no abandonar completamente el deporte que tanto amaba. Aún no lo hablaba con Gavi, pero dudaba que este tuviera algún inconveniente.
-Menos mal te retiras, te estas haciendo malo.
Robert puso los ojos en blanco; de nuevo la misma broma. Al principio era un juego entre ellos, pero ahora con el final de su carrera a la puerta de la esquina empezaba a ser algo difícil de escuchar y que le causaba una auténtica inseguridad.
-Yo no me estoy volviendo malo, tú eres el que se está volviendo malo- Bromeó de vuelta.
-Bueno, pues a mi no me paró un penal Memo Ochoa- Dijo Gavi con un tono demasiado serio, dejando los cubiertos sobre su plato vacío para levantarse y salir de la cocina.
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Violentómetro (Lewavi)
FanficRobert es omega. Pablo es alfa. Robert piensa que su relación con Gavi es sana, que se aman y que todo es bueno entre ellos. Pablo piensa que Robert es suyo, que puede hacer de él lo que le plazca. Robert es mayor y más grande, y siente vergüenza...