El aleteo de una mariposa.
Una teoría afirma que el aleteo de una mariposa puede ser responsable de un huracán al otro lado del mundo. Bueno... este fue más cerca.
Durante meses, la epidemia que afectó a la población mágica inglesa fue noticia internacional. Inevitable cuando varios sangre puras huyeron al continente, intentando alejarse de la enfermedad. Por supuesto, ellos fueron los únicos afectados. Muchos gobiernos mágicos trabajaban mano a mano con el gobierno no mágico, y sabían sobre las diversas enfermedades y sus vacunas, además que controlaban a TODA su población, sin dejar niños huérfanos desatendidos.
El sarampión, una enfermedad muggle, combinado con un núcleo mágico, tenía otros síntomas y parámetros para tener en cuenta. Fue todo un reto para los científicos trabajar para encontrar la cura. Por supuesto, primero tenían que curar al paciente cero. Eso llevó al departamento de aplicación de la ley mágica a hacer investigación sobre su vida antes de Hogwarts. Los Dursley tuvieron que enfrentar cargos presentados ante la agencia muggle de justicia.
Otro aleteo de mariposa fue la muerte del profesor Quirrell. También investigado por la propia Amelia Bones, terminó siendo derivado a los Inefables cuando su autopsia reveló que no estaba afectado por el sarampión, sino que había sido poseído. Los inefables lograron rastrear el espíritu como Tom Marvolo Riddle, alias Lord Voldemort. Eso hizo que comenzaran una cacería para determinar cómo había sobrevivido. Rastreando sus inicios, encontraron en Little Hangleton no solo la casa solariega de su familia paterna, sino la casucha de su familia materna. Allí los esperaba un anillo maldito que resultó ser el primer horrocrux, que los llevó a rastrear otros. Aprovechando Samhain realizaron un ritual de exorcismo del espíritu, que terminó con varios artefactos liberados así como un niño de once años.
Para Yule, varias muertes más y una carrera contra reloj, los científicos lograron una vacuna tentativa que funcionó bien para los niños pero no para los adultos. Los núcleos más jóvenes y poco desarrollados pudieron asimilar la vacuna en su sistema inmune. En cambio, los núcleos más maduros, ya establecidos, se resistían a una sustancia extraña. El maestro pocionista Severus Snape trabajó día y noche con los científicos para ajustar la vacuna, que no fue hasta después de las vacaciones de primavera.
El ministro de magia Fudge tuvo que morderse la lengua más de una vez para no antagonizar con los médicos muggles que los ayudaban, y pagar de su propio bolsillo para hacer la vacuna masivamente, ya que la mayoría de sus "donantes" estaban en una cama en San Mungo. Sin embargo, eso lo elevó ante los ojos de todos lo magos y brujas británicos que no tenían problemas en darle su voto de confianza. Sintió que, a pesar de no tener a sus principales consejeros, Malfoy y Umbridge, él solo pudo con la crisis. Y recordó cómo fue la primera vez que se sentó en la silla de ministro.
Mientras tanto, en Hogwarts, los nacidos muggles vacunados y sanos fueron enviados a sus casas, para no estar expuestos y aislados en una escuela que no funcionaba como tal. La mayoría de Ravenclaw, como los de 5° y 7°, se quejaron de la pérdida de tiempo sin estudiar, por lo que los derivaron a continuar por correo ante el IWC. El problema es que la educación de Hogwarts estaba sumamente atrasada con respecto al resto del mundo mágico, y fue un duro despertar para muchos. Esto llevó a que el departamento de educación del ministerio se involucrara lo mejor posible, considerando que la mayoría de sus directivos estaban en San Mungo, e intentaran resolver el problema. Esto les llevaría varios años.
El resto de los alumnos, luego de ser vacunados y sanados, no pudieron volver a sus hogares si sus padres o tutores también estaban infectados o en San Mungo. Entonces llamaron a otros mestizos o nacidos muggles para hacerse cargo de la escuela. Si bien no podían llevar todas las materias, pudieron adelantar algunas cátedras, como Transfiguración superior (en conjunto con biología y física), Astronomía (construyendo un planetario), Herbología (con botánica medicinal muggle) e Historia de la magia (analizando la historia británica y mundial muggle). Sin el director y la subdirectora para controlar lo que se impartía en las materias, fue una revolución que los alumnos adoptaron como esponja, incluso los hijos de sangre pura.
Hablando del director y la subdirectora de Hogwarts...
Albus Dumblendore tuvo un derrame cerebral al enterarse del exorcismo que desterró a cierto mago oscuro, a través de las protecciones mágicas del antiguo castillo que le notificaron cuando un objeto oscuro fue liberado. Demás está decir, que los sanadores mágicos no tenía idea de cómo tratar un derrame cerebral, y lo atiborraron de pociones, que lo dejaron aletargado en el mejor de los casos, o completamente en coma, en el peor. Entonces...
Cuando Minerva McGonogall obtuvo las protecciones de Hogwarts en su cargo de subdirectora en la cama de San Mungo, no le quedó otra que renunciar a ellas, sin tener ciencia cierta a quién irían. Vaya sorpresa sería cuando un pequeño profesor que ordenaba todo el papelerío que traía esta nueva enfermedad sintió todo el peso de dichas protecciones. Y como medio goblin, se escandalizó que fueran tan débiles. Llamó a una reunión de profesores y sanadores para informar que debían hacer revisar las protecciones por expertos goblins, ya que hacía décadas que no había un grupo de expertos en protección en Inglaterra, y no querían llamar a un grupo extranjero. Se haría en las vacaciones de verano como muy temprano.
Y a todo esto... ¿Qué pasó con el paciente cero?
Recuperar la salud de un niño desnutrido, con un sistema inmunológico disminuido, sin contar con todo el trasfondo mental del abuso que sufrió, fue un trabajo cuesta arriba. Cuando su cuerpo estaba lo suficientemente fuerte como para resistir una donación de sangre buena para aislar la vacuna, fueron los mismos sanadores quienes se pusieron de acuerdo en que alguien debía ser su tutor en la escuela por el momento. Y ese título recayó en el maestro en pociones, Severus Snape.
Si bien no habían tenido un buen comienzo, su acercamiento fue cimentado en el hecho de que el profesor gruñón había sido amigo de la madre del niño y tenía varias anécdotas para recordar en las noches frías del invierno escocés. Para la primavera, ya con la vacuna en camino de ser elaborada para el resto de la población mágica y una salud favorable, Harry Potter era más que bienvenido a las mazmorras del murciélago a elaborar pociones y conversar de todo y nada.
(Reconocimiento al autor de la ilustración. Me gustó mucho)
Lo demás... lo demás es historia...
FIN