Are you afraid? -Dominik Santorski-

"Si mueres, no hay marcha atrás" -Capitulo 8-

-¿Qué? ¿Estás loca? -Dice mirándome sorprendido.

Yo niego con la cabeza y me acerco más al borde.

-Vamos, hace unos minutos parecías muy decidido. -Digo.

Sé que no se va a tirar si yo hago lo mismo, por eso estoy haciendo esto.

-Pero, ¿Por qué? Hay mucha gente que te quiere... -Dice mirando sus pies.

-Y a ti también, y sin embargo, mira como estás. -Digo señalándole y él niega con la cabeza- Bueno, si tu crees que nadie te quiere ¿Qué hago yo aquí? 

El da un paso hacia atrás.

-Y, además, ya te dije que te iba a ayudar, sé que piensas que me voy a cansar de ti, pero no es, ni será así.

El da otro paso hacia atrás.

-Joder, Dominik, dos intentos de suicidio en menos de veinticuatro horas, los problemas son temporales, pero si mueres, no hay marcha atrás, si mueres, muerto te quedas, hasta caer en el olvido, busca la luz a final del túnel, ya está cerca.

-No hay una luz al final del túnel. -Dice con la mirada perdida.

-Siempre la hay.

El da otro paso hacia atrás.

-¿Te... te puedo decir algo? -Suelta de repente mirándome.

Yo asiento con la cabeza y el habla:

-No me gusta odiarme a mi mismo, si pudiera elegir entre quererme u odiarme, sin duda elegiría quererme, bueno, y, ¿Quien no? Sé que lo que te estoy diciendo no es nada nuevo, pero... no sé, necesito hablar con alguien, a veces me siento solo, bueno, siempre me siento solo, incluso cuando estoy rodeado de gente, pero contigo me siento diferente, todo es diferente contigo. -Dice y una lágrima se desliza sobre su mejilla, seguida de muchas más- A veces, me siento, incluso, ¿Feliz?, no sé, hace mucho que no me siento feliz, tengo miedo de perderte, de que te canses de mi, de que te canses de mi negatividad, de mi forma de ser, o incluso de mi físico, tengo miedo cada mañana por los golpes que recibiré en el instituto, pero... cuando te veo a mi lado dormida, no sé, todo cambia, tengo ganas de abrazarte, y quedarme a tu lado durante horas...

-Puedes hacerlo si quieres. -Digo mirándole a los ojos sin dejarle acabar.

-Me siento bien cuando estoy contigo, ese vacío que siento en mi interior cuando estoy con otros, contigo se llena.

Yo le sonrío y después de unos segundos digo:

-Me alegro de que confíes en mi lo suficiente como para contarme todo esto y tus sentimientos hacia mi, sé que eres una persona cerrada y no te gusta expresar lo que piensas. -Digo.

-Si que me gusta, pero nunca encuentro a la persona indicada.

-Pues aquí la tienes. -Digo y me acerco más a el.

-Está bien, tú ganas, vámonos ya de este maldito sitio... -Dice y yo suelto una pequeña risa.

Salta la barandilla y yo le imito, coge la mochila que antes había dejado en el suelo y comienza a caminar, le sigo y le cojo de la mano, entrelazo nuestros dedos y el se acerca más a mi, llegamos a casa en completo silencio, pero, ya sabéis lo que dicen, un silencio vale más que mil palabras, ¿No?