« Una Noche » [ Enzo Pérez]

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Enzo

Salgo del departamento y la busco con la mirada, la encuentro en el pasillo con la espalda recostada en la pared.

Se veía tan linda, su pecho subía y bajaba, parecía agitada.

y eso que no habíamos hecho nada...

Ella dirige su mirada hacia mí y sonrie coqueta, se acerca a paso lento hasta que nuestros pechos se rozan.

– Nos vamos...? – Pregunta viéndome a los ojos

Tenía los ojos más lindos que había visto en mí vida...

– Después de usted señorita...

Sonrió de lado y me atrajo a ella para besarme, correpondi al instante.

Llegamos a su hotel, y pulsó el número de piso la puertas de cerraron.

Entramos a su cuarto y comienza a guiarme directamente a la cama, la seguí gustoso, me dejó caer en esta y ella se me sube a horcajadas.

El ruido de nuestros besos y respiraciones agitadas era lo único que retumbaba en la habitación, la doy vuelta para que quede acostada en la cama y me inclino hacia ella.

No sé que me pasaba, desde hace tiempo que no me sentía así con nadie, desde antes de mí divorcio que no estaba con alguien, desde hace mucho no me sentía así...

Las cosas con mí exmujer estaban bien gracias a dios, al principio no había sido fácil obviamente pero supimos llevarlo lo mejor posible por los chicos.

La intensidad de nuestros besos iba subiendo cada vez más, ella me ayuda a quitarme la remera, me acaricia el abdomen suavemente causandome escalofríos placenteros.

Me quito el pantalón, y la ayudo a sacarse el vestido que debía admitír que le quedaba hermoso, pero quería apreciarla sin el.

Estaba haciendo las cosas sin pensar, me estaba dejando llevar por mi deseo, hasta que me di cuenta que...

– No tengo preservativos... – Corte el beso

– En la mesita de luz hay uno o si no vamos a tener que bajar a comprar – sonrió de lado

Estire la mano hacia la mesita de luz y abrí el cajón, efectivamente estaba ahí, lo saco y lo abro con los dientes.

Ella me miraba con sus brillantes ojos celestes todos mis movimientos, cuando me acerco nuevamente me sonríe y la vuelvo a besar.

– Estás segura...? – pregunto

Ante todo el consentimiento obvio.

– Eh? Sisi obvió...

– Solo quiero asegurarme de que estés segura... solo eso – sus ojos me miraban con sorpresa

– si... estoy segura, podes seguir – Sonrió nuevamente y me atrajo a ella

y asi terminaba mí última noche en Río de Janeiro...