CAPÍTULO 8

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Advertencia: este capítulo incluye contenido que puede herir la sensibilidad, escenas de maltrato y violencia sexual.


Onur Koçak:

¿Cómo de lejos hay que llegar para dar con el fondo de una investigación? ¿Dónde hay que detenerse para dar por finalizada una idea? ¿Es cuando las pruebas se terminan o cuando das por satisfecha tu curiosidad? ¿Es porque prefieres creer al sospechoso o porque la persona que está cerca de él te hace sentir una pequeña debilidad? Porque con cada kilómetro que avanzo siento más y más presión en el pecho ante lo que podría descubrir en un lugar como este, pero no tanto por la respuesta, sino por el hecho de tener que contarla a quién cree firmemente en otra persona.

El marcador de velocidad del coche marca 87km/h y aumentando con cada pequeño movimiento del pie que hago sobre el acelerador. No quiero que el tiempo siga corriendo mientras un posible crimen ha podido suceder en este lugar durante tantos años que ahora las huellas podrían ser inexistentes. 17 años son muchos años para no saber nada de una persona. Por más que lo intentes, todos dejamos un rastro detrás que es posible de encontrar, salvo por Ilhan Günay. Él es la excepción.

Así que sí, ese es el único motivo por el que he abandonado Estambul para estar a pocos minutos de adentrarme en el pueblo donde creció Serkan Bolat junto a su familia biológica y descubrir la completa verdad.

Los pititos en el interior del coche llegan al tercero cuando la persona que se encuentra al otro lado decide contestar el teléfono. Ha pasado un tiempo considerable desde que hablé con ella, pero dada la manera de comportarnos que tenemos alrededor del otro, no dudo de que esta vaya a ser una conversación la mar de nutritiva para el alma.

—Detective Onur — la voz de Eda suena plana al otro lado, carente de la emoción y vida a la que tanto me ha acostumbrado durante estos últimos meses.

—Abogada Eda — la tuteo del mismo modo que ella hace conmigo, y si eso consigue irritarla, no hace ningún ruido que me lo demuestre — Se preguntará el motivo de mi llamada, y tal vez tenga algo que ver con el hecho de que normalmente la que suele llenar mi teléfono de mensajes es usted. Algo que no ha estado ocurriendo durante los últimos días.

—¿Y qué pasa? ¿Echaba de menos mis largos interrogatorios por mensajes que nunca obtienen ninguna respuesta? — río, negando con la cabeza y centrando mi atención en el espejo retrovisor para ver como un coche se aproxima.

—Me alegra saber que no ha perdido su sentido del humor y que se tiene en tan alta estima, al menos eso permanece intacto ahora que ha decidido dejarme hacer mi trabajo sin ninguna clase de interrupción o molestia.

—Onur, no comprendo el motivo de su llamada porque parece estar muy alejada de seguir algún rumbo profesional — la respuesta me hace fruncir el ceño. Por norma general, es ella quién inicia estos debates absurdos para intentar sacarme de quicio — Hoy voy bastante justa de tiempo y tengo demasiados informes que corregir, así que le ruego que sea breve y conciso sobre el motivo por el que me ha llamado para que ambos ahorremos tiempo.

—Tal vez solo quería hablar con la que empiezo a considerar una vieja amiga — mi comentario logra sacarle una carcajada carente de vida.

—Créame cuando le digo que usted y yo estamos demasiado lejos de convertidos en amigos, como mucho conocidos que consiguen tolerarse en la presencia del otro — mi ceño se acentúa a medida que se frunce. Sí, esta no es la misma mujer que vi aquella mañana en la comisaría hace unos largos días.

—Tolerar es una palabra demasiado peligrosa porque no considero que lo haya hecho en ningún momento — respondo con el mismo tono de seriedad que ella emplea en esta conversación. Se terminaron las bromas — La realidad es que si hay un motivo oculto tras mi llamada, que he decidido comunicarle debido a que es la abogada del principal sospechoso en la investigación.

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