Capítulo 1

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Maldita fiesta. Aún sigo sin entender cómo Niall se las arregló para convencerme de que sería buena idea acudir a la fiesta que Harper organizó en su casa aquel sábado por la noche. Niall, un muchacho alto, rubio y de ojos azules realmente guapo, había sido mi mejor amigo desde que tengo uso de razón y el separarnos ahora que empezábamos la universidad no era una opción, por lo que habíamos decidido seguir nuestro camino juntos; tal y como habíamos estado siempre.

Me encontraba en la fiesta más tóxica e inútil que podría existir y, por desgracia, era mi prima. No una de esas primas lejanas que ves de vez en cuando; era mi prima hermana. La hija del hermano de mi madre. Teniendo en cuenta la estrecha relación que tenían, Harper y yo pasábamos juntas mucho tiempo, para desgracia de ambas.

Bufé con desgana mientras me colaba entre la gente con la esperanza de encontrar a mi preciado amigo, quien había desaparecido nada más llegar y estaría demasiado borracho para recordar que había venido con él y me había prometido no dejarme sola. Eso era lo primero que había hecho al cruzar las puertas de la casa de mis tíos. Buscaba a ese amigo a quien no le tendría en cuenta que me hubiese abandonado entre un centenar de personas dado a que cuando bebía, se volvía más despistado de lo que ya era. Niall era el desastre personificado.

Alcé mi mirada por encima de las cabeza de los cientos de adolescentes que se balanceaban sin ningún control de un lado para el otro; no podía entender como era posible que llamasen a bailar a esos movimientos. Cuando por fin conseguí abrirme paso entre la muchedumbre, encontré en una esquina del salón a mi fiel amigo sentado en el suelo mientras miraba ensimismado como dos despampanantes rubias bailaban ante él. Me acerqué a ellos y, de un suave pero poco sutil empujón, las aparté de la atenta mirada de Niall. Me preparé para recibir un golpe por parte de algunas de las chicas, pero iban demasiado borrachas para darse cuenta de que las había apartado de su objetivo.

—¡Eh! Bailaban para mí —Niall hizo pucheros mientras me miraba fijamente con esos ojos azules que a veces conseguían hipnotizarme.

—Estás demasiado borracho y hace menos de una hora que llegamos. Será mejor que volvamos a nuestra residencia antes de que tenga que arrastraste como la última vez.

Poco después de llegar a Londres, donde habíamos decidido prepararnos para ser criminólogos, nos instalamos en una residencia con más de mil universitarios que solo pensaban en divertirse, ir a fiestas y emborracharse. Tuvimos suerte al conseguir una beca que nos cubría la estancia, dado que no podríamos habernos permitido algo más que vivir con Harper y era algo que no tenía cabida alguna en mis planes; bastante tenía con compartir mi árbol genealógico con ella.

—Te vas a sorprender —hizo una pausa mientras se levantaba del suelo con facilidad y se posicionaba frente a mí—, pero no he bebido nada.

—¿Ni una gota? —Niall negó con la cabeza y no pude hacer más que asentir al ver como sus ojos no divagaban por la habitación como habían hecho en otras ocasiones—. Te creo.

Niall asintió con una gran sonrisa dibujada en su rostro y me tomó del brazo para conducirme al jardín y alejarnos así del ruido de la fiesta. Me dejé caer sobre el césped, aliviada, e intenté relajarme un poco; las fiestas no eran lo mío. Me quité los zapatos de tacón que muy a mi pesar había decidido ponerme esa noche y recé para volver pronto a la residencia y poder alejarme de aquella locura.

Como si estar en la fiesta de Harper no fuese bastante tortura, mi tranquilidad se vio interrumpida cuando hizo acto de presencia la persona a quien más odiaba, incluso más que a mi prima, y para varias iba borracho como una cuba mientras un grupo de animadora, MIS animadoras, le seguían como gatas en celo. En aquel momento, sentí vergüenza por haber sido la jefa del grupo de animadoras.

Jugando con fuego | 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora