Med fare bak

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Seguía aferrándose a la andrajosa manta pues parecía que la temperatura no hacía más que bajar.
Quackity seguía caminando, era cansino y hasta doloroso puesto que al estar descalzo estaba pisando de todo: ramas, piedras pequeñas, insectos muy pequeños y uno que otro objeto puntiagudo.

Hace bastante que había pasado el sendero, en estos momentos le estaba dando batalla a las colinas, ya que a pesar de que estas eran pequeñas requerían esfuerzo para subirlas. Ahora, lo único que tenía a la vista eran llanuras, dichas llanuras a lo mucho tenían flores; hermosas flores de diversos colores que encajaban perfectamente con lo totalmente verde del prado.

El ambiente era mágico, todo transmitía tranquilidad y silencio máximo, lo único malo era el frío y las constantes ráfagas de aire, eso y las nubes negras; nubes grandes y espesas que comenzaban a formarse sobre el cielo nublado.

— ¿Por qué Juan no me dijo que el camino era muy largo?, chingada madre — podría estar recostado y descansar un poco sobre el césped, no obstante descartó la idea inmediatamente al ver que todo estaba oscureciendo — Debí haberme muerto, estar vivo requiere de mucho.

Tras quejarse Quackity siguió su camino, mientras seguía renegando de lo extenso que era la ruta y lo cansado que estaba, poca atención prestó a su alrededor que no notó como el pastizal se iba llenando de árboles. El cielo dejó de iluminar completamente y el viento apenas se sentía, eso sí, todavía estaba presente la baja temperatura, de hecho había descendido más si es que aún era posible.

Demasiado tarde se percató del cambio — ¿Qué...chingados? — dándose cuenta recién en dónde se encontraba.

El bosque.

Bueno, no precisamente dentro del bosque.

Estaba en medio de lo que parecían dos bosques. El sendero seguía ahí, tal parece que hicieron ese camino atravesando un gran y solo bosque haciendo que éste se dividiera en dos; se notaba que utilizaban mucho la ruta, había marcas de llantas, ruedas y cascos de caballos.
Ignorando lo espeluznante y lúgubre que se veía todo, Quackity siguió su paso, procuraba caminar lo más rápido posible para salir de tal ambiente.

Aunque, sentía que algo malo iba a pasar, su entorno le estaba dando mala espina, y los árboles no ayudaban en absoluto. Todos eran enormes, con troncos gruesos y tan altos que apenas podía ver con nitidez la cima de éstos; era aterrador ver cómo es que aquellos árboles parecían tocar el cielo.

— Solo camina y sigue el camino, solo camina y sigue el camino, solo camina y sigue el camino — tal y como un mantra, Quackity se encargaba de repetir esas palabras, ya no sabía si estaba temblando de frío o de angustia — Solo camina y...- — escuchó un crujido, Quackity miró a su alrededor y no vió a nadie, seguiría ignorando aquel ruido sino fuera porque de la nada una gran y larga rama caía hacia él — ¡Aah!

Si no fuera por sus buenos reflejos una de esas enormes ramas lo habría aplastado, el tamaño casi parecía exagerado e irreal. No se explicaba cómo es que repentinamente se habría desplomado esa parte específica del árbol y justo en dirección a él.
Estaba jadeando, más por el susto que por el esfuerzo, tuvo que rodar una gran distancia hacia un costado para no permitirse ser aplastado. Estaba de rodillas, solo que ya no en el despejado camino.

— ¿Qué? — debajo de sus manos sintió la tierra espesa y húmeda. Siguió observando, dándose cuenta que ya no podía ver el cielo, tampoco sentía tanto frío y sus rodillas estaban en una superficie más blanda — Acaso... — apenas había algo de claridad, todo parecía estar bajo una pequeña fuente de luz lúgubre.

Quackity oficialmente estaba dentro del bosque.

Se puso de pie rápidamente y al darse cuenta que se encontraba en ese lugar que tanto le dijo Juan que evitara decidió regresar al camino seguro. Sin embargo, antes de siquiera dar un solo paso algo se escuchó detrás suyo.

BLOODY HEART [KARMALAND AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora