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S u n

Estar de vuelta en New York me alegra. Y más sabiendo que Jimin viene conmigo.

Su horario de actividades va por la mitad y soy tan afortunada de estar presente en cada actividad que está presente.

Todo está bien. Todo marcha lo suficientemente bien para creer que esto es real. Todo está de maravilla y no puedo pedir más, Jimin me da todo como para no pedirle más.
Pero claro, no todo puede durar así. Antes de llegar a Estados Unidos Jimin y yo habíamos tenido una discusión, nada grave, pero es algo común entre parejas.

Un día antes. Corea del Sur.

Ya me estaba doliendo la cabeza, oír a Jimin decir una y otra vez que no le gusta que tome pastillas para dormir ya me está irritando, no es que me molesta que se preocupe de mi, sino su insistencia y la manera en la que me lo pide, no es grosero, pero me mira tan seriamente que no me gusta esa mirada, porque sé que es de enojo y si es hacia mi solo me hace sentir mal y triste.

—Ya te dije, esas pastillas con el tiempo no dejarás de tomarlas y vas a depender de ellas para poder dormir ¡no puedes entender eso! Eso me enoja, Sun, eres tan inteligente siempre que a veces te comportas como una niña inmadura —sus palabras me duelen, pero sé que lo dice porque está harto que no lo entienda.

—Jimin, amor —me acerco a él, quien está parado en el marco de la puerta de la sala, este me mira con su seria mirada— Las pastillas que tomo son medicadas por mi doctor personal, él me ha atendido desde niña, sabe mi historial médico, si estoy en observación frecuente nada pasará, solo las tomo cuando son viajes largos y ayudan a controlar el dolor de cabeza, créeme que sí no las tomo podré tener otro derrame nasal y no quiero eso, me duele demasiado —no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas— Perdón si no te lo dije antes, sé que fue un error mío pero es por lo mismo, no quería discutir a través del teléfono.

Le veo frotar su nariz y parte de los ojos, está frustrado.

—Lo siento, no puedo continuar —sin más rollo, se va de la sala y va directo al cuarto.

No puede ser posible que esté pasando esto, pero lo entiendo, yo me preocuparía igual o más que Jimin si estuviera en su lugar.
Unos minutos después llegan por nosotros para ir directo al aeropuerto, aunque el viaje no es tan largo, tener a Jimin tan serio se me hace una eternidad, ya que siempre hablamos hasta de la más mínima cosa que se nos pueda ocurrir, pero hasta nuestros managers y guardaespaldas nos miran, sé que saben lo qué pasa, no es la primera vez que nos ven así.

Jimin no está enojado, está resentido, lo confirmo cuando pongo mi mano encima de la suya y este no la mueve del lugar, sus manos están calientes, eso quiere decir que las mías están heladas.
Cuando el carro se detiene en su destino, Jimin baja primero y luego espera a que me baje del auto, todo un caballero, pero la cara de mala leche no se le quita, no hasta que tiene que dar una buena imagen para la prensa, dejándome casi hasta atrás pero con la compañía de los guardaespaldas.

Cuando subimos al avión y despegamos, no tarda en darme sueño. Pero no vamos ni 20 minutos en el aire cuando el manager empieza a hablarnos.

—No puedo entender como pueden pasar de esto —muestra una foto donde salí mos Jimin y yo en la noche anterior, yendo a cenar a un restaurante— A esto —ahora muestra unas imágenes donde nos vemos llegando al aeropuerto, se nota a kilómetros la distancia que nos tomamos Jimin y yo— Ustedes ya son mayores, aparte no deben de dar esa imagen ante el público y prensa, saben todo lo que les puede caer con tan solo estas imágenes. —Jimin está enfrente mío, sentado, yo estoy viéndolo para ver su reacción y su mirada se relaja— No sé que habrá pasado entre ustedes, pero arréglenlo y den una buena imagen al llegar a Nuev York —mi manager se retira, a pesar de que es joven tiene el semblante serio como el de una persona mayor.

𝚓𝚒𝚖𝚒𝚗 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚝𝚞 𝚗𝚘𝚟𝚒𝚘®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora