☠️Prefacio☠️

1.2K 75 16
                                    

Para las personas todo el tiempo pasado fue mejor. Se decía que eran tiempos duros, o al menos era las palabras que se repetían como mantra entre las calles sórdidas. Para Guts, todo el tiempo pasado fue peor, tal vez realmente su vida era deplorable o simplemente tenía un don para aferrarse a los sucesos más horribles de su vida.  No tenía sucesos agradables que recordar, todo presente sería una pequeña porción más soportable que sus vivencias anteriores.

Ese día en particular lo grababa con lúcida vividez, tal vez por el calor sofocante y el repugnante aroma a sudor, mezclado con el tufo de hombres alcohólicos. Era una pequeña taberna, que a pesar de su tamaño albergaba cada día al rededor de cincuenta personas apretadas unas entre otras gritando canciones entre palabras arrastradas y carcajadas rotas que retumbaban sus oídos. Gambino le dijo que esperabase allí hasta medio día. Sus ojos se movían por todo el lugar en inquieta juventud, mantuvo el ceño fruncido y su nariz arrugada, había desarrollado durante su vida el arte estoico de la resiliencia. Soportar la sensación pegajosa del sudor de aquel hombre gordo sentado a su lado riendo a carcajadas y despidiendo aquel aroma mezclado con gotas de saliva no significaba nada ante circunstancias pasadas insoportables. Escuchó el sonido de la madera crujir dando la impresión de que los escalones de madera pronto se romperían. Apareció un hombre de contextura enorme, llevaba unas hombreras metálicas desgastadas y vestimenta de color marrón,  tenía cabellos rubios trenzados cayendo por su ancha espalda, tenía su rostro contraído en una mueca de odio observando a su alrededor con marcada altivez mientras pronunciaba unas palabras inteligibles, que más bien sonaban a una fuerte demanda. Detrás suyo, apareció un pequeño niño, a Guts le causó curiosidad su apariencia tan particular. Aquel niño, en su rostro reflejaba todo lo agradable que Guts pudiese haber visto en su vida. 

El hombre continuó pronunciando extrañas palabras, que más bien se asemejaban a un cántico, al ritmo de la flauta del infante que inflaba sus mejillas redondas para retener el aire con mayor precisión.
Un viejo, sentado a su costado comenzó a reír de forma burlesca contemplando la escena con tal diversión como observar a un bufón, una vieja, evidentemente borracha, acompañaba con sus palmas el canto del foragido. La escena se repitió durante varios minutos, el hombre de trenza golpeó al niño en la cabeza gritándole ahora algo diferente, en respuesta el niño ahora comenzó a bailar absorto tocando la flauta mientras se escuchaba la risa de los presentes que miraban la escena, mientras algunos otros ignoraron por completo la presencia de aquellos personajes peculiares.

Guts sintió pena por aquel niño cuando este le clavó una mirada perdida, sus ojos parecían dos zafiros que ardían en tristeza, en ira doliente. Sintió compasión por aquel pequeño ser ridiculizado en un lugar tan nefasto como aquella taberna. Observó al hombre que le acompañaba con gritos horribles dejando entrever sus dientes negros corroidos por la putrefacción. Incapaz de seguir viendo aquellos ojos azules, Guts ladeó su mirada hasta la de una prostituta que se había pasado detrás suyo para susurrarle palabras grotescas, deseó salir de allí cuánto antes. Sin embargo, al levantarse de allí notó que el tiempo se frenaba, el viejo a su lado de pronto palidecía, el hombre extranjero gritaba extrañas palabras.

—¡Malditos vikingos!—Gritó una vieja al fondo siendo silenciada por una flecha delgada que atravesó su mano provocándole un grito ensordecedor. Guts, alarmado descubrió la caballería de la corona parqueada frente a la taberna, descubrió al niño esconderse tras un barril de cerveza mientras entraba uno de los caballeros con pasos firmes seguido por un enviado de la orden sacerdotal. 

Frente a él, el hombre, que ahora sabía se trataba de un vikingo, palidecía también mientras sacaba una pesada hacha que cargaba en su espalda poniéndose en posición de defensa. El soldado soltó una pérfida risa mientras abría paso a cuatro soldados que entraron tras él, con enormes espadas. Guts supo que el panorama se teñiría de rojo muy pronto.  

Génesis [Berserk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora