4. [La edad dorada]

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Desde la antigüedad, Aristóteles estableció que el hombre es un animal político, cuánta razón tenía, un hombre no es nadie sin una sociedad, depende de un grupo tanto como una fiera a su manada, es un instinto que está grabado en sus venas. Es vital reflejarnos en el otro, desde el nacimiento imitar al otro, nos ayuda a desarrollar habilidades básicas como el lenguaje, el comportamiento social y los principios morales colectivos que determinan si encajamos en un grupo o seremos excluidos.

Las habilidades sociales de Guts eran deficientes, escasamente recordaba episodios grotescos vividos en su infancia, su lenguaje era tosco y grosero, copiado de hombres cansados de sus vidas miserables, su actitud desdeñosa y defensiva ocultando un temor inconsciente a ser lastimado, su mente parecía haberse convertido en su propio enemigo, difuso e interno. Guts prefería mantener los pies en la tierra, ignorando la bestia que crecía en su interior.

Su personalidad era reservada, siempre se limitaba a observar el caos que le rodeaba. Estaba sentado en uno de los muros de la fortaleza mirando a todas esas personas divirtiéndose alrededor del fuego, riendo alegremente mientras tomaban de sus cuencos con avidez, eran notorias las miradas fanáticas de los hombres hacia su líder, cuyos ojos resplandecientes denotaban genuina fascinación hacia todos sus gestos y movimientos, habían unos tipos ebrios que pretendían bailar arrastrando sus pasos y cantando melopeas sin sentido, Guts no podía evitar atribuir su búsqueda de soledad a una falta de comprensión del placer social, tal vez porque él mismo era su mejor compañia y su mejor enemigo al mismo tiempo. Luego de haber conocido tantas personas a lo largo de su vida, creía firmemente que él era la única persona diferente en este mundo.

Mientras vagaba en sus pensamientos, se acercó un tipo de cabello rubio recogido en una coleta, era delgado, no muy alto, llevaba una sonrisa afable que le recordaba la indefensión de un pusilánime pollo amarillo. Detrás suyo, subía las escaleras un enorme sujeto de piel oscura, cuyo rostro simpático y rechoncho contrastaba con su cuerpo robusto tremendamente intimidante.

-Ey, ¿qué haces aquí? -Preguntó el rubio, con mirada risueña y las pecas teñidas de un colorido rubor que delataba los efectos del alcohol corriendo por sus venas. -¡ven con nosotros! En un lugar como este, es mejor divertirse de vez en cuando.

-Estoy bien aquí. -respondió Guts secamente, con actitud repelente. Mientras ignoraba descaradamente a los dos sujetos. Una voz infantil acudió a su encuentro.

-Sr. Guts... Soy Rickert-dijo con timidez, pero con un tono que expresaba respeto. -G-gacias a usted escape de la muerte, ¡lo respeto mucho! Nunca antes vi a alguien pelear así además de Griffith...

Guts lo había visto en alguna ocasión rondando con la banda. Lo inspeccionó rápidamente sorprendido por su juventud, a juzgar por su estatura y ese brillo de inocencia en su mirada, era imposible que fuese mayor de unos doce años, su cuerpo estaba poco desarrollado, su aroma cítrico apenas era notorio. Era extraño encontrar un niño en un lugar así, no era de utilidad ni podría servir más que como un obstáculo. Al sentir el aliento a alcohol del ingenuo niño, recordó su propia infancia, asombrado por la alegría que reflejaban los ojos del infante, el cual conservaba la inocencia incluso en medio de la guerra. Observó a Griffith desde la lejanía, con curiosidad y desconfianza.

-No necesito que me des las gracias, solo hice lo que tenía que hacer. -Contestó distante, volviendo a centrar su atención en el cielo, no se trataba de modestia, sino sincera indiferencia.

-Ten, toma un trago, ¡es una fiesta de bienvenida para ti! Soy Judeau, un gusto conocerte-Interrumpió el rubio, dándole un cuenco lleno a Guts, que rechazó sin siquiera mirarlo. No es que fuese abstemio, al contrario, siempre era bienvenido un buen trago de ron en una noche helada, no obstante, no confiaba en estas personas, y no se arriesgaría a que estos creyeran que podían comprar su libertad con un mísero cuenco de licor. -La fiesta estará incompleta sin un héroe ¿rechazarás nuestra bondad?

Génesis [Berserk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora