Prólogo.

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Siempre me gustaron mucho los ojos azules. Pero no cualquier azul, ese azul nítido y brillante como el zafiro. Sentía fascinación por ese tipo de ojos.
Y de ese color magnífico eran los ojos de mi amor platónico desde hace mucho. Tobías tenía unos ojos preciosos, ojos que yo quería a cualquier precio.
Tobías era bastante popular y andaba con más de una eso era obvio. Pero yo lo quería para mi, quería que fuera solo mío, que sus bellos ojos me miraran solo a mi y para conseguirlo haría cualquier cosa, incluso secuestrarlo para que fuera solamente mío.
Yo amaba a Tobías desde el fondo de mi alma, y el me amaba, estaba segura, solo que él todavía no lo sabía.

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