2. Corazones oscuros

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Tomé a Marko en mis brazos mientras que el sonido de las patrullas estaba por todos lados y la gente se había comenzado a reunir a montón. Me senté en una ambulancia, una señora estaba limpiando la sangre de la herida de mi hermano, pero este de igual lloraba, yo lo arrullaba pero no era suficiente.

Dentro de mi las emociones estaban en una continua lucha...mi pecho ardía por el dolor, mi cabeza no dejaba de revivir las imágenes que había captado.

Todo en mí estaba destrozado.

Me habían quitado lo que más amaba, mi familia...ya no está.

Logré ver unas camillas con personas cubiertas por algo negro ser llevadas hacia unos autos.

Esto no puede estar pasando...no por favor, debe ser una cruel pesadilla, si solo eso, pronto despertaré yo lo sé...

—¿La señorita Anya Van Houten?—alguien me estaba llamando, al alzar la vista me encontré con un señor que estaba junto con dos oficiales.

No respondí, pero les hice una señal con la cabeza.

—Un gusto, soy el agente Houston, quisiera hacerle unas preguntas si no le molesta.

Oh no, esto no esta bien.

—Debe disculparme agente, no deseo hablar con nadie—mi actitud fue brusca y temeraria, no debía dejar que nadie se metiera en mi vida...o lo que quedaba de ella.

La compostura del agente se volvió más dura, pero supongo entendía.

Lo vi retirarse junto con sus hombres lentamente, empezaron a hablar, pero ellos no se dieron cuenta de que los escuchaba con claridad.

—¿Dejará que se vaya?—habló uno de ellos, supuse era uno de los acompañantes del agente—. Casi no sabemos nada de ella y encontramos cuatro cadáveres y es sorprendente que ella no quiera decir lo que pasó aquí. Hasta no estuvo lastimada. 

—Cállate, Wayne—lo reprendió el agente—. Sabemos lo necesario, ella es solo una niña, ¿no te das cuenta de lo que debe estar pasando? su familia fue asesinada brutalmente, el único sobreviviente fue su hermano menor. ¡Santo Dios, ella solo tiene catorce años!

Reprimí un grito al recordar la imagen de mis padres. Las ganas de vomitar llegaron a mi de una forma dura. El mareo me invadió pero debía mostrarme bien, no quería que se metieran más...quería estar sola, pero sabía que esa no era una opción ya.

—Quiero irme—dije en un mediocre susurro, la enfermera que atendía a Marko me lo entregó algo desconfiada.

—¿Segura?—habló ella—. ¿No quieres que lo llevemos al hospital para que lo vean?

—No—dije seria. La enfermera se retrajo por mi mirada.

Caminé hacia el agente y su equipo que ahora estaba reunido.

—Me voy.

Todas las miradas recayeron sobre mí.

—¿Disculpa?—intervino uno de ellos—. No puedes irte, debes dar declaraciones, tenemos que seguir este caso.

—No podrán lograr nada, lo digo en serio, olviden el caso.

—¡¿Pero qué te sucede?! ¡Es tu familia!—gritó el agente Houston—. ¡Tienes que estar con ellos!

—No me llevo muy bien con los cadáveres—fulminé con la mirada hacia todos los que estaban frente a mí—. Responderé a todo lo que quieran para que dejen de molestarme, de todas formas será en vano.

Algo dentro de mí me hacía ser fría, sentía el dolor en todo mi cuerpo y solo quería que desapareciera. No me importaba que dijeran las autoridades, no quería saber de ello, no quería que ellos hicieran mi trabajo.

Atracción AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora