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📍MonteCarlo, Mónaco Septiembre, 2022

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📍MonteCarlo, Mónaco
Septiembre, 2022

Las cosas están tranquilas, al menos en su mayoría, y eso es suficiente.

—quería saber si quieres ir a jugar Tennis con Arthur y Lorenzo —me pregunta Charles.

—Está bien —acepto, levantándome de la mesa para dirigirme a la cocina y lavar mis utensilios.

—Sé que pronto retomarás tu rutina —dice a mis espaldas—, y quiero pasar más tiempo contigo.

Sin saber cómo responder, simplemente asiento. Al terminar, me giro para dirigirme a su habitación, pero me detiene agarrándome del brazo.

—Volvamos a ser como antes —pide—. Quiero arreglar las cosas y que no desconfíes más de mí.

—Ya hablamos del tema —quito su mano de mi brazo y lo miro—. Estamos bien, y con el tiempo estaremos mejor.

Me encamino hacia su habitación y empiezo a quitar de mi maleta las prendas que usaré.

...

—Estamos afuera —dice Charles a través de la llamada con Lorenzo.

Cuelga y veo a Lorenzo salir, con Arthur detrás de él. Esperamos a que se suban, pero solo Lorenzo lo hace; Arthur regresa adentro.
Se acomoda en el asiento trasero y nos saluda a ambos en un gesto general.

—¿Por qué regresó Arthur adentro? —pregunta Charles a su hermano.

—Se olvidó su raqueta —dice, y Charles deja caer la cabeza por el respaldo.

Giro la cabeza hacia atrás al escuchar a Arthur.

—Hola, Leah —me saluda en francés y deja un beso en mi mejilla.

—Hola —le respondo el saludo y sonrío.

—Nos harás perder la reservación —dice Charles, ligeramente molesto por su tardanza.

—No seas celoso —contraataca su hermano, ignora su comentario mientras arranca.

—Cállate —lo calla, y empezamos a avanzar por las calles de Mónaco.

Al llegar al lugar, nos dirigimos a la entrada. Charles habla con la recepcionista y luego nos guía a la cancha.

Charles se adelanta con Lorenzo, y comienzan a hablar en voz baja.

—También quiero que suspiren por mí de esa manera —le susurra Lorenzo en italiano a Charles, quien se ríe de su comentario.

—Hasta Leah escuchó tu comentario —dice Arthur a sus espaldas.

Ambos se giran, y Charles dirige su mirada hacia mí para ver mi reacción.

—Seré equipo con Arthur —le digo mientras paso de largo y elijo mi lado de la cancha.

—Espera —me llama, pero lo ignoro. Llega hasta mí y se pone al frente, cubriéndome del campo de visión de sus hermanos.

—¿Qué pasa? —le pregunto.

—Solamente me dio risa su comentario. ¿No estás enojada, verdad? —aclara, preguntándome cauteloso y cuidando sus palabras.

—No —niego e intento dar un paso para prepararme, pero me detiene de nuevo.

—Odio esta distancia entre los dos —dice, y suspiro.

Se acerca y me planta un beso que correspondo. Se separa y posa una mano en mi mejilla.

—Te amo —suelta esas dos palabras, y sonrío.

—Yo igual —se separa de mí y va al lado contrario.

Arthur le apunta a Charles con su raqueta, proponiendo una apuesta.Lo mira detenidamente y asiente.

—Si ganamos, almuerzo en el restaurante que elijamos —le dice.

Charles acepta con un asentimiento.

—Pero si yo gano, tú pagas —contraataca.

Arthur se acerca y me susurra, cubriendo su boca con la mano.

—Se lo merece después de todo —me alienta, y asiento, aceptando el desafío.

Raqueta en mano, juego con Arthur contra Charles y Lorenzo en una intensa partida de tenis. Cada golpe cuenta, buscamos oportunidades para destacar. La cancha vibra con la competencia mientras luchamos por cada punto. El sol ilumina la escena, y en un último intercambio, sellamos la victoria con un emocionante toque en la cancha.

Emocionada, dejo escapar un grito mientras los brazos de Arthur me rodean, dándome vueltas en el aire. Al separarme, noto la mirada fruncida de Charles.

Caminamos hacia la entrada todos juntos, pero siento una mano cerrándose en mi cintura, tirando de mí.

—No lo invitaré a ningún lado más —declara molesto, mientras por mi parte disimulo una sonrisa.

...

Charles entrega su tarjeta al mesero con un gesto doloroso en su rostro. Arthur suelta una risa, y yo no puedo evitar unirme.

—Por tu culpa es que me duele pagar —le reclama a su hermano, y este se ríe aun mas.

—No todos los días se gasta 50 mil dólares en un almuerzo —dice sereno mientras nos ponemos de pie de la mesa

—Sería menos si no hubieras pedido el plato más caro —me pasa su mano y la tomo.

—No lo haría, pero como sé que tú pagas, me es inevitable —dice con diversión.
























—No lo haría, pero como sé que tú pagas, me es inevitable —dice con diversión

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-jxdnclown

ᴛʀᴜᴇ- ᴄʜᴀʀʟᴇꜱ  ʟᴇᴄʟᴇʀᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora