3.1

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Si algo habían aprendido Harry y Louis de la paternidad, es que si querías que tus hijos adolescentes te hablen de los que les pasa, además de construir y alimentar una relación de confianza con ellos, tienes que dejarlos asimilarlo primero.

¿Era fácil? No, porque uno como padre se desvivía por quitarle todas las cargas de sus hombros para pasarlos a los propios y evitar que sufran, y eso no podía ser rápido si sus hijos no sabían que era esa carga.

Así que allí estaban, fingiendo paz en la cocina luego de que Louis haya vuelto de recoger demasiado temprano a un silencioso Milo de la casa de su amiga, y que este haya pasado derecho a encerrarse a su cuarto sin explicación alguna, solo el murmullo decaído de buen día que le dió a Harry cuando paso por su lado. Triste y todo, permitió que le dé un beso en sus rizos antes de irse.

– Tal vez fue muy pronto, estuvo en su cascarón una semana entera y quiso volver a la normalidad de la nada – dijo Louis con el ceño fruncido, tomando la taza de café que su omega le ofrecía.

Sin pensarlo, se tiró para atrás y dejo espacio para que su omega se siente en sus piernas cómodamente.

– Si... ¿Crees que le hayan dicho algo? Ví que fueron Nick y Thomas también, no solo las chicas – susurró el omega, su rostro estaba teñido con preocupación y un poco de fatiga.

Habían sido despertados por la llamada entrante de Milo, sino tal vez podrían haber dormido una hora más. Su omega aún tenía la almohada marcada y no había peinado su matorral de rizos, solo los había quitado de su rostro con una vincha de tela de Rosie.

Pero estaba bien, porque podían hablar en la luz matutina y estar tranquilos mientras lo que sea que sentía Milo, se asentaba.

– No creo, no dejaría que se junte con esos chicos si supiera que pueden ser malos con él, se quieren mucho – aseguró, había estudiado a los amigos de su hijo desde el jardín de infantes, en especial al tal Nick que hacía unos meses había resultado alfa.

Oh.

¿Podría haber sido? Louis sentía su sangre congelarse y hervirse a la vez.

– Te molesto algo, ¿Qué es? – dijo Harry, dejo su taza y paso su brazo por detrás de su cuello para acariciar los cabellos en su nuca.

Cerró los ojos ante el pequeño masaje de su esposo, pero no sé relajo en lo más mínimo.
Su instinto protector tironeo aún más en su pecho, estaban metiéndose con su manada.

– Nicholas es alfa – dijo, sin querer que sus pensamientos vayan más allá.

Harry entendió y bufó divertido, abrazando su cabeza de manera que Louis sintió que se burlaba.

– Oh por dios Lou, ¿No estarás pensando que estuvieron juntos? – Louis escondió la cara en su cuello cuando comenzó a reírse – Hacen estás pijamadas desde que tienen cinco, hicieron una en la sala un mes atrás, sabes que no pasan de juegos tontos.

Eran juegos tontos cuando todos eran niños y no expulsaban feromonas con cada suspiro.

– Hazz, conozco a los de mi clase, en especial cuando estamos en esa edad, yo fui bastante promiscuo y... – ahora su esposo le tapo la boca con la mano.

Reconoció su error al instante y beso la mano de su esposo para calmarlo.

– No termines esa frase, Tomlinson – le sonrió cínico y Louis asintió solemne.

Su chico era celoso y con los años había comenzado a demostrarlo con confianza, Louis era santo de su devoción y adoraba que lo cele. Si por él fuera, Harry podía tatuar su nombre en su frente y asegurar que era su propiedad y solo suya, de su omega.

sunburn kids [ social media l.s ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora