3...Confesiones

3K 281 7
                                    

Era una oferta justa y tentadora. Y yo sería un tonto si lo rechazara.

- Lo que usted ordene. - dije y le abrí la puerta para que saliera mientras yo la seguía, todos, supuestamente discretos nos estaban mirado y la mayoría con la boca abierta

Llamé al elevador que afortunadamente no tardó en llegar. Sé que no debería importarme lo que estas personas piensen cuando espero pronto no volver a tratarlas jamás, pero aún así sus miradas me incomodaron.

Adoro ser el centro de atención, pero compartir el foco siempre es... interesante.

- Quite esa sonrisa. - La escuché decir pero ni siquiera me dirigió la palabra, bastante ocupada fulminando a los curiosos e inmediatamente mi sonrisa se ensanchó. 

- No hay nada mejor que pasar por aquí y llevarse una sonrisa ¿no lo cree?. - Respondí y justo en ese momento se cerró la puerta y Elsa suspiró. -¿Por qué nunca sonríe usted?

- ¿Eso le parece?

- Diría que a todos... 

- Me alegra tener mi reputación intacta entonces. - La comisura de sus labios se inclinó ligeramente.

- Aunque ciertamente se ve mucho mejor, creo que aún podemos trabajar en ello. 

- Deje de perder el tiempo con sus frases...halagadoras que no lo llevarán a ningún lado. - Sentenció mirando fijamente hacia las puertas, como si eso nos hiciera llegar más rápido.

- ¿No le gustan mis halagos? - cuestioné y ella estiró el cuello más intrigada, haciendo evidente su incomodidad.

- Déjese de eso ¿sí?

- Nop

- Enserio, deje de hacerlo

- ¿Hacer qué? Que yo sepa no es un pecado recordarle a una mujer hermosa lo mucho que lo es-arquee una ceja y ella rodó los ojos con ironía -¿Lo dije o lo pensé?

- Lo pensó. -contestó serena y fruncí el ceño

- No sabe lo que estoy pensando

- ¿Ah no?

- Si lo supiera me hubiera dado una cachetada. -volteó a mirarme indignada y justo en ese instante se abrió de nuevo la puerta.

Me ha salvado la campana.

Salí de un brinco primero que ella y me di cuenta de que estamos en el sótano -¿Qué hacemos aquí?

- Aquí tenemos la maquinaria para las telas - Vi a muchas personas con overoles azules marinos junto a las maquinas

- ¿Ustedes producen todo?- pregunté asombrado y ella asintió.

- Así es, aquí producimos la tela de sus próximos diseños, y confeccionamos todos,- se fue a unos como paneles con vidrios y vi a varias mujeres con máquinas de costura y mucha tela. Un joven pelinegro que era el único con placa en su overol se nos acercó y me di cuenta de que era el encargado de la planta.

- Buenos días Srita. Arendelle ¿hay algún problema?- preguntó con una tensa sonrisa.

- No Erick, solo venía a mostrarle al nuevo diseñador las instalaciones de la empresa. -el chico me examinó por un momento, como si no creyera sus palabras pero estuviera lo suficientemente asustado para preguntar.

- Un placer...

- Jack, el gusto es mío Erick. -Le sonreí entonces y le estreché la mano.

- Con su permiso, tengo que revisar el nuevo lote. -se apuró a desaparecer entre las máquinas, no queriendo quedarse más tiempo.

(Jelsa)..."Enamorada de mi diseñador"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora