Hombre

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"Galletas..." Bandit sentía los párpados pesados. Había encontrado ya la posición perfecta para dormir lo cual, a sus años, y en una tienda de acampar pequeña junto a otro adulto, no era fácil.

"Ve tú sola, Bingo." Eso le hubiera respondido su padre si fuera un irresponsable. "Ya voy." Dijo en su lugar, con una voz ronca y lenta.

Bandit, con su hija en los hombros y la lámpara de su celular en una mano, no tuvo que caminar más de diez metros para encontrar un lugar de tierra suave junto a un arbusto.

"¿Papi?" Pregunto curiosa la niña.

"¿Si, cariño?" Arrastraba las palabras y tenía los ojos entrecerrados, apenas abiertos para no quedarse dormido.

"¿Qué es el 'isnceso'?"

"¿¡Qué?!, ¿¡Incesto!?" Sus ojos se abrieron por completo.

"Cuando Bluey me llevó a la casa de Indy yo pregunté a que olía y su mamá me dijo que a... ¿Incesto?"

Bandit se dió una gran palmada en la cara.

"Incienso, quise decir incienso. Creo..." Pasaron unos segundos, y luego, impaciente, añadió "¿Estás segura de que quieres hacer pipí? porque tenemos un rato aquí."

"Sip, estoy muy segura."

"Bueno..."

"¿Papi?"

"¿Si, cariño?"

"Si nos atacara un canguro, ¿Tú nos defenderías?"

"No hay canguros en esta parte de Australia, querida, pero si, yo los defendería."

En el silencio seguido a esta respuesta, Bingo al fin pudo hacer su necesidad.

"¿Papi?" Preguntó una vez más, mientras se alistaban para volver al campamento.

"¿Si, cariño?"

"Te amo."

"Yo también te amo, hija."

"¿En serio?"

"Sí, Bingo." Este último intercambio le formó una sonrisa de oreja a oreja al cansado rostro de Bandit.

Una vez llegaron, Bandit puso con cuidado a Bingo en su tienda de campaña, junto a su hermana mayor, quien instintivamente la abrazó aún estando dormida. Su padre las cobijó y les dió un beso en la frente a cada una.

"Bandit" dijo Radley en voz alta apenas lo sintió entrar en la tienda que ellos compartían. Pero, sin respuesta, él solo se acostó boca arriba.

"Bandit, es difícil, ¿Verdad?" añadió.

"¿El que?"

"No estás enfadado conmigo, no quieres estarlo, pero tampoco estás feliz. No sabes como te sientes, y es difícil, porque no sabes lo que pasará si miras dentro de tí."

"Quiero... Quiero ver en tí ese tipo 'cool' y despreocupado junto al que crecí, que siempre sabía cómo divertirse. Pero ahora siento que eres un boceto de eso."

"Soy el mismo, el mismo que tocó a tu puerta ayer. Y el mismo que tocó a tu puerta la navidad pasada."

"Pero no puedo verte así."

"Esto no se trata del beso, ¿Verdad?"

"Claro que se trata del beso."

"Sí, pero se trata sobre tí. Eres tu quien es un boceto de sí mismo. '¡Oh, cómo pude hacer eso, yo, el perfecto padre de familia!'"

"No es verdad, yo no pienso así."

"Mirate al espejo."

Radley se elevó un poco, recargándose en un brazo y con la otra mano girando ligeramente el rostro de Bandit para que su mirada coincidiera. Y los ojos de los hermanos se vieron unos a otros en la casi completa oscuridad.

"Rad, yo no soy como tú."

Radley le pasó la mano por la mejilla, apenas acariciando su rostro con la punta de los dedos. Bandit no se movió ni un centímetro. Al no recibir una negativa, decidió dar el siguiente paso, y bajó la mano, hasta poder masajear sus genitales.

"¡Oye!" Respondió al fin. "Oye... Eso se siente bastante bien." Su respiración comenzó a agitarse. "¿Dónde aprendiste a hacerlo así?"

"Y creó Dios al hombre a su imagen, a su semejanza Dios lo creó, varón y hembra los hizo." Musitó Radley balanceándose y pasando una pierna por encima, para quedar acostado boca abajo arriba de él.

"Bueno, eso da miedo."

"Somos iguales Bandit, o al menos por genética compartimos cuerpos. Sé como tocarte, y sé que te gustó mi beso." Radley sentía las respiraciones con fuerza cayendo sobre su nariz.

Se besaron una vez más, esta vez de forma cálida y lenta. Bandit puso una mano en la nuca de Radley, al principio jugando un poco con su pelo, pero luego bajando por toda la espalda.

Primero su respiración se volvió más profunda, aún con un cuerpo encima. Luego, sus besos se volvieron aún más lentos, hasta que, después de responder a un par de movimientos, se detuvieron. Luego su boca y nariz produjeron un mismo sonido, seguido de otro, y otro, y, con el mismo intervalo de tiempo, otros más.

Bandit estaba roncando, se había quedado dormido con Radley encima.

Radley despegó su rostro y sonrió, con cuidado le limpió un poco la cara, lo que provocó que dejara de roncar por un segundo y por instinto, intentara besar el aire. Esto confirmaba que se había quedado dormido, pero al ver que de inmediato volvió a roncar prefirió dejarlo descansar y cerrar el también los ojos.

Nosce te ipsum (Bandit X Radley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora