Enamorada?

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Mi móvil no para de sonar, me muevo aún con los ojos cerrados, por el dolor que me ocasiona la luz si los abro, palpo con la mano para buscarlo.

Lo tengo, pero tarde porque la llamada muere en mi mano.

Regreso a mi cama para taparme con las sabanas y revisar el celular.

Veo unas cinco llamadas perdidas de Jim.

No he querido hablar con ella, ni con nadie desde la muerte de Kade, todo fue muy repentino, aún tengo muchas cosas que procesar como por el ejemplo de lo que me di cuenta ayer, mi padre investiga la muerte de Kade.

Marco el número de Jim, tengo que hacer un esfuerzo.

A la primera Jim me contesta.

—Hola Jim…

¿—Vas a la escuela hoy?

Jim me pregunta del otro lado del celular, aún no sé si estaré lista para ver la escena donde tuvo el accidente Kade.

—No lo sé, todavía tengo muchas cosas en las que pensar y poner en orden.

—Debes venir Becky, debes enfrentar el hecho de que ella se fue.

Mi barbilla empieza a temblar y el dolor en mi pecho vuelve, hacerse presente.

—Becky, debes venir, yo estaré contigo, bueno, Tee, Tom, Mateo también estarán para apoyarte.

Aunque me duela, tengo que aceptarlo.

—Ok, Jim,¿vienes por mí?

Me seco las lágrimas que se me habían salido en silencio, me levanto de la cama otra vez, me dirijo hacia el baño para tomar una ducha rápida.

Me veo el rostro en el espejo, parezco un zombi, unas ojeras que resaltan alrededor de mis ojos, mi pelo sin arreglar, mi piel pálida por haberme quedado encerrada todos estos días.

Termino de vestirme, me puse un poco de sombra para tapar las ojeras y ya quede.

—Buenos dias mama.

Sorprendo a mi mamá lo sé porque dio un respingo cuando hable.

—Por fin sales de tu cuarto.

Me dice mi madre, pero no me voltea a ver.

¿—Que estás buscando?

Está agachada en la parte baja del refrigerador, moviendo cosas y su cara se ve preocupada.

—Estoy buscando unos panqueques que guarde ayer del desayuno.

Se levanta y empieza caminar donde estoy yo.

¿—Te los comiste tu verdad?

Upps creo que así fue.

—Si fui yo, es que no quería nada ayer y pues mire los panques y me los comí.

—Pues te vas con el estómago vacío.

Mi madre intenta regañarme, pero no le sale.

Además, no tengo apetito.

¿—Vas a la escuela?

—Sí, Jim va a venir por mí, no te preocupes.

Se asoma a la mesita del comedor y agarra unos papeles, se queda revisándolos unos momentos.

¿—Que son los papeles?

—Nada importante, solo quería recordar la fecha de tu cita con la psicóloga.

—No, no quiero ir, te dije que no quiero ir a un psicólogo.

—Lo necesitas Becky, llevas casi una semana encerrada en tu cuarto, tus ojos se ven tristes y no tienes ni color en la piel, tu padre y yo estamos preocupados, así que vas con el psicólogo, bueno es psicóloga, es una de las mejores.

Las rosas lo explican todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora