Mi Ultima Carta

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[Narra Quinn]

- Que dios tenga en su gloria a esta grandiosa chica, y que sus amigos y familiares encuentren el consuelo en tus palabras, amén...-.

¿Consuelo? ¿En qué carajo está pensando este sacerdote? Estoy en una funeraria, enfrente del ataúd que tiene el cuerpo sin vida de mi mejor amiga ¿y viene y me habla de consuelo? Es un reverendo idiota. Quiero irme de aquí lo más rápido posible, no puedo seguir viéndola, no puedo imaginarme como será mi vida ahora que ella no está. Sus padres lloran al lado de ella, sus demás amigos lloran al lado de ella ¿Y yo? Odio llorar, y ella lo sabía, no me odiará por no dejar que las lágrimas corran por mi rostro, porque eso no significa que no me esté doliendo su partida, a veces el dolor a solas es mejor, porque nadie viene con palabras de consuelo que no sirven de mucho.

Esta historia empezó hace un par de meses, cuando Rachel vino un día a la escuela con un gesto tan decaído que, incluso antes de hablar, sabía que traía malas noticias. Ella no era la chica más sana de toda la escuela, pero cuando nos dijo sin más rodeos que tenía cáncer... fue difícil. Sabíamos que ella había estado enfermiza los últimos cinco años, pero que hasta ahora le detectaran un cáncer en fase dos nadie se lo esperaba, ni siquiera ella. Terminó la preparatoria y se dedicó a las esperanzas que le quedaban en las quimioterapias y las radiaciones a las que se sometía, cada viernes iba a visitarla y a darle todo mi apoyo moral, pero ni ella misma podía engañarse, cada día estaba mas mal.

- Sabes que tu apoyo no va a curarme ¿verdad? - un día comentó ella.

- Tal vez no, pero no dejaré que te deprimas y te des por vencida, porque sé que eres mucho más que eso, siempre me lo has demostrado - le contesté sin rodeos.

- No necesito tu lastima Quinn, estoy bien... - dijo tratando de girar en su cama para poder darme la espalda, pero la detuve.

- No Rachel, no estás bien y lo sabes -.

- ¿Por qué lo dices? ¿Por qué me estoy muriendo de cáncer? - preguntó cortante.

- No, lo digo porque te estás muriendo de depresión. ¿Hace cuanto que no levantas el culo de esta cama? -. Reclamé un poco enojada.

- ¿Para qué hacerlo? Estoy mejor aquí, encerrada, estando solo en redes sociales y escribiendo cosas sin sentido en mi diario - contestó con la voz entrecortada.

- Sabes que eres buena escritora... ¿Por qué lo dejaste? -.

- Porque no vale la pena escribir cosas fantásticas y con finales felices cuando la vida no es así. - afirmó viéndome a los ojos, en ese momento pude sentir todo el dolor por el que estaba pasando.

- Tal vez esas historias las necesitamos para nuestra realidad tan aburrida ¿no crees? - comenté divertida, tratando de que sonriera por primera vez en meses, pero no lo logré y solo obtuve de ella una mueca.

- En este momento mi realidad no es aburrida, es cruel Quinn... - hizo una pausa para dejar correr un par de lagrimas. - Cada día me pregunto "¿Qué hice mal? ¿Por qué esto me está pasando a mi?". No es justo, no es justo que algo tan simple como una enfermedad destruya todos mis sueños de ser alguien importante en la vida...-.

- Nunca es tarde para luchar por tus sueños, aun no estás muerta -. Traté de sonar tranquila, pero era evidente mi enojo.

- ¡Si lo estoy! ¡Ya no tengo vida! Mis padres se pelean cada que pueden, mis amigos vienen de vez en cuando, cada noche cierro los ojos con la esperanza que vuelva a abrirlos a la mañana siguiente, esto ya no es vida Quinn, esto se ha convertido en un infierno y no se por cuanto más podré aguantarlo -.

Mi Ultima Carta | Faberry OneShot | Mini - Historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora