Era un recuerdo, una pesadilla de la que no podía escapar; era un fantasma, ¡un jodido fantasma! ¿y yo? Yo era una estupida. No le temía. Me dolía, ¡joder! Como dolía tenerlo rondando en mi mente; bailando, riendo felizmente, recordandome con cada mirada que no, que ya no había nada; y que sí, que podría existir un "nosotros". Pero no más allá de mi pensamiento; que estaba loca por quererle sabiendo que hoy otros ojos le daban felicidad; que yo... que yo estaba condenada a vivir con este vacío; con este sentimiento de soledad.