Capítulo 1: Terrores nocturnos

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ACLARACIÓN IMPORTANTE:  Necesito que lean esto porque es una advertencia.

Jungkook es un incubo. Un incubo es un demonio que básicamente tiene relaciones sexuales mientras uno duerme, y los va chupando lentamente hasta martarte.

So, sino te importa leer algo así. Seguí leyendo ☺️

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Seokjin era presa fácil, y al final, había sido tan simple.

Jungkook se metió en la vida de Seokjin tan fácilmente como se metía en su cama cada noche.

Comenzó, como siempre, con la caza.

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Cuando Jungkook vio al hombre al otro lado de la calle, mirando el escaparate de una costosa pastelería francesa, inclinó la cabeza hacia el cielo y sonrió, sabiendo que acababa de tropezar con su próxima víctima.

El hombre llevaba un discreto abrigo camel, con unos vaqueros oscuros debajo y una bufanda azul marino, el tipo de atuendo que lleva alguien que quiere pasar desapercibido entre la multitud. Pero todo el beige del mundo no podía opacar el brillo de ese rostro: en 10.000 años, Jungkook juró que nunca había visto a nadie tan hermoso. Oh, esto va a ser tan dulce. Jungkook había sido bendecido con una belleza de otro mundo, pero este humano perfectamente ordinario tenía un rostro que rivalizaba con el suyo.

Seokjin estaba condenado desde el momento en que Jungkook puso sus ojos en él.

Jungkook giró sobre sus talones en la calle principal y siguió al hombre hasta su casa.

**

Aprender sobre Seokjin fue demasiado fácil.

Rápidamente se hizo evidente que confiaba demasiado en el mundo. Cuando Jungkook saltó detrás de él a la entrada de su complejo de apartamentos, Seokjin le abrió la puerta cortésmente, sin apenas mirar atrás para ver al extraño sin su propia llave. Jungkook aún no podía entrar en su apartamento, pero era obvio que vivía solo. Demasiado perfecto.

Jungkook se enteró de su nombre por el paquete que dejó en la puerta de su apartamento durante todo el día, obviamente sin esperar que nadie lo robara: Kim Seokjin. Un nombre bonito, para un hombre más bonito. El paquete era de una empresa que enviaba cajas de suscripción de aperitivos. Demasiado dulce.

Seokjin iba en metro al trabajo todas las mañanas, siempre puntual, y entraba en la oficina de una empresa que, según supo Jungkook, vendía modesta ropa de invierno. Todos los días, sin falta, se tomaba una hora de descanso para comer, acudía a una acogedora cafetería al final de la calle, se tomaba un café con leche azucarado y hojeaba una novela gráfica hasta que llegaba la hora de volver al trabajo. Siempre dejaba demasiada propina.

Al final de cada noche, salía de la oficina y volvía a casa por donde había venido, sin salir de su apartamento en toda la noche, excepto los viernes, cuando seguía obedientemente a su jefe y a sus compañeros de trabajo a un bar situado a dos manzanas, invitaba amablemente a una ronda de soju para la mesa, antes de excusarse y emprender el camino de vuelta a casa en la oscuridad, solo, con las mejillas sonrosadas, pero nunca borracho.

Los fines de semana pedía que le trajeran la compra y no salía de su pequeño apartamento, contento de entretenerse. Jungkook no podía estar seguro de cómo pasaba el tiempo allí, pero al verlo entrar una tarde en una tienda de videojuegos de camino a casa desde el trabajo y salir quince minutos después con un montón de novedades, podía suponerlo.

Anomalía -Kookjinkook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora