capítulo uno

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Narrador

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Narrador.

–Mi madre es lesbiana. Mi madre es lesbiana. Mi madre es lesbiana. ¡No puedo!— exclamó con frustración acostándose en el gran sofá.— Llevo toda la noche sin pegar ojo intentando asumirlo y cada vez que lo digo me pongo mal.

–¿Qué es lo que te da tanto miedo?

Era una buena pregunta, ¿cuál era el problema? Es algo que solamente los pensamientos de Mina podían entender.

–Quizás esto de mi madre tiene que ver conmigo.— dijo con sinceridad cerrando sus ojos.

Necesitaba aclarar sus dudas, y del por qué le afectaba tanto el hecho de que su madre decida estar con una mujer. Estando allí acostada en ese cómodo sofá y en aquella habitación que ya había memorizado hace un buen tiempo, le daba la confianza absoluta de hablar y soltar todas sus inquietudes.

–¿Qué quieres decir?— aquel hombre calvo y con anteojos estaba escuchándola atentamente con seriedad, era su terapeuta, la única persona con la que Mina se ha podido desenvolver cada vez que ha tenido problemas.

–A mí con los hombres me va fatal... también es que yo les exijo demasiado pero... y si en el fondo lo que pasa es que los hombres no son lo mío...— abrió sus ojos lentamente sintiendo su respiración agitada de tan solo pensar en lo que iba a decir.— Y si en el fondo... ¿a mí también me gustan las mujeres?

–Bueno, anteriormente ya hemos visto que tu sexualidad viene marcada con el vínculo simbiótico que tienes con tu madre. Una mujer fuerte, dominante, hiperprotectora.— dijo con firmeza poniéndose de pie.

–Entonces, ¿soy lesbiana?— cuestionó con rapidez.

–En absoluto.— Mina suspiró aliviada, ya se había quitado el mayor peso que tuvo desde ayer.— A ti te gustan los hombres, pero te dan miedo, casi todo te da miedo, no crees en ti misma.— hablaba con tranquilidad mientras caminaba hacia una pequeña pecera que tenía en el estudio.— Mira este pez.

–¿Cuál?— preguntó la japonesa sentándose correctamente, la charla había hecho que aclare sus pensamientos, pudo conseguir calmarse y está segura de que cuando llegue a casa, finalmente podrá descansar.

El hombre mayor le señaló un pez color naranja, por algún motivo aquella criatura marcaba la diferencia con los demás, y Mina comenzó a cuestionarse el por qué.

–Es un pez joya, todos se apartan, ¿lo ves?— eso respondía a sus preguntas. Los demás parecían ir en grupo cada vez que nadaban de un lado a otro, mientras que el pez naranja nadaba solo.— Cree en sí mismo y los demás lo respetan.— añadió, Mina vio atentamente como los demás intentaban acercarse pero luego se alejaban con rapidez, como si el pez tuviera cierta autoridad.

–Es que yo no vivo en una pecera, ¡mi vida es mucho peor!— exclamó al entender que estaba poniendo al pez como ejemplo para que ella hiciese lo mismo.— No tengo dinero, no tengo tiempo para dedicarme a escribir, no tengo autoestima y ahora tampoco tengo orientación sexual. ¡Preferiría ser ese pez!— dijo siendo demasiado rápida al hablar, pero por suerte, el Doctor Lee la entendía perfectamente.

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⏰ Última actualización: Jun 12 ⏰

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